viernes, 21 de diciembre de 2012

Confiar.

Si hablo de confiar inevitablemente asocio la idea a dos o más seres vivos, ya que si bien se puede confiar en sí mismo la idea de la confianza está ligada al hecho de depositar algo, llámese esperanza, fuerza, intención, deseo, etc., en otro ser que a su vez deberá corresponder a tal confianza depositada en él por la otra parte para que todo siga el curso que se espera en este contexto.
Pues bien, yo quiero salirme de esta idea que asocia, casi automática e inconscientemente, la confianza a dos partes y acercarme a la idea de que, en una primera instancia y como principal hecho, la confianza debe ser y estar depositada en "el sí mismo" de cada uno de nosotros.
Lo demás, eso que en definitiva nos hace estar esperando en alguien, descansando en otro ser (por no poder hacerlo en nosotros), necesitando de la otra parte, y así en general, evadiendo a nuestro "sí mismo" para privilegiar y dar protagonismo a "ese otro" que asumirá la estelaridad de "eso" que sólo a nosotros debería correspondernos asumir, es lo que tenemos que tratar de individualizar en lo particular y a conciencia, para luego poder hacerlo en lo general y naturalmente con respecto de todas las actitudes que tenemos y que nos llevan a confiar puerilmente, en la mayoría de los casos, en los demás, en lugar de hacerlo en nosotros mismos y así poder volver -si es que en algún momento dejamos de hacerlo- a confiar en cada uno de nosotros. ¿Se entiende?
Es por eso que revalorizo la idea de hacer foco en nuestra vida para que, dependiendo pura y exclusivamente de nosotros y confiando únicamente en nosotros como algo esencial, seamos más plenos, seguros y felices.

jueves, 20 de diciembre de 2012

A ver... ¿Cómo?

¿Cómo definir 
el nacimiento de 
la paz y del amor personal, 
que en definitiva 
son los únicos importantes 
ya que de ellos, 
una vez instalados 
en cada persona, 
aparecerán 
a escala colectiva y mundial?


Sí, ya sé; 
ese estado de plenitud y pureza, 
que sólo puede partir 
de los animales 
y que hace que quienes entremos en contacto 
con ellos 
no concibamos la agresión, la falsedad, 
la maldad, ni el egoísmo, 
es el punto de origen de todo, 
y por supuesto, de la paz y el amor 
más supremos y hermosos.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Cadena perpetua para Adalberto Cuello. Se hizo Justicia por el asesinato de Tomás Santillán.

Ayer, finalmente, un horrible y escandaloso hecho, como no podría calificarse de otro modo al asesinato de una criatura, tuvo un final donde apareció y brilló afortunadamente la justicia, ya que tampoco podríamos decir jamás un final feliz.
El homicidio de Tomás Santillán de tan sólo 9 años cometido en el mes de noviembre del pasado año 2011, perpetuado por su padrastro, llegó a su fin en el tema judicial; declarando culpable y con la pena máxima de cadena perpetua por los cargos de homicidio calificado cometido con alevosía al autor intelectual y material del crimen, Adalberto Cuello.
Se cierra una etapa de búsqueda de justicia, y se lo hace en forma satisfactoria; más sigue la otra etapa que será de por vida y que es la de la triste realidad de la madre de Tomás que, si bien consiguió condenar al asesino de su hijo, deberá seguir afrontando la vida sin él, acompañada por su otro hijo, fruto de la relación con este hombre asesino.
Yo hablé de este caso, en su momento, y pedía en ese entonces justicia real, concreta y efectiva. Ago que se ha conseguido. Ahora finalizo esta entrada con algo que también pedía -deseaba- en esa entrada del 17 de noviembre de 2011 titulada Dolor frente al hallazgo del cuerpo sin vida de Tomás Santillán y es por el eterno descanso del alma de Tomás.

Que así sea.

martes, 18 de diciembre de 2012

Nada onírico. Bien real.

¿Existirá un camino que al encontrarlo nos haga dar cuenta de que es "ese" que debemos transitar para tener una vida plena, linda y como aquella que podríamos imaginar como la más hermosa y feliz del mundo?


Sí, el de nuestra propia vida.

lunes, 17 de diciembre de 2012

No tan en blanco.

Estoy en blanco al momento de comenzar a escribir esta entrada, y quizás lo notes al momento de terminar de leerla. Jeje!
No che, en serio. A veces suele sucederme que tengo ganas de hacer una entrada de blog pero no tengo precisamente esa previa inspiración que otras veces siento con respecto a tal o cual tema antes de comenzar a describirlo y abordarlo en una entrada de estas que ustedes leen periódicamente en mi blog.
El tema es que ahora (al momento de escribir estas líneas), estando con mi perro Boro en su paseo largo de domingo, en uno de esos momentos que considero los especiales y esenciales para que salgan de mí las mejores y más auténticas publicaciones -como he dicho en otra oportunidad por aquí también- no surge nada y ya venía sintiendo que no iba a surgir nada, mientras me acercaba a la plaza junto a mi amigo canino; algo que por otra parte desde el vamos supuse que no sería impedimento para escribir algo, de todos modos.
Algo como lo que están leyendo en este momento y, que si bien es producto de no tener un tema específico para tratar, termina convirtiéndose en sí mismo en un tema que habla de la ausencia del mismo al momento de pretender crear una entrada de blog.
Es así, amigos lectores de blogs, todo sirve, y cualquier vestigio de tema e idea puede transformarse en toda una raíz protagónica y con total peso que genere un argumento valedero y auténtico para hacer uso y desarrollo del mismo; y es por este motivo que ha salido finalmente una detallada y fundamentada -además de extensa por las características de la misma- entrada de blog, cuando menos creía que podía atreverme a hacer un esbozo de una.

domingo, 16 de diciembre de 2012

No es el clima o lugar lo que define nuestra forma de ser.

¿Por qué se asociará una determinada época del año a un estado anímico o sentimental? No lo entiendo, porque si nos atenemos a que el otoño y el invierno (para ser más específicos en la definición, los días de frío, con lluvias y grises como se presentan abundantemente durante estas estaciones del año) producen, por ejemplo, más ganas de estar cerca, acurrucados, y juntos, entonces habría que suponer, por decantación, que son los de las estaciones inversas los que producen las sensaciones opuestas; y de ser así, que feo suponer entonces que es más propicio el amor y todo lo que a él incumbe en una parte del año solamente.
¿Todo un tema, no? Creo que es algo arraigado, no cultural sino vocalmente, ya que es "un decir" que (valga la redundancia) se dice porque sí, sin pensar lo que realmente enuncia en su idea, pero más allá de eso tampoco es que represente todo un tema de lo cultural de un pueblo.
Yo, por otra parte, no creo que sea así. Para mi los días -personales- y el estado de cada ser vivo tienen que ver con algo que trasciende y excede de alguna forma al tiempo y a la época del año en la que se vive. Y si bien, en corroboración -y oposición a la vez- a lo que estoy expresando, que representaría el frío en los demás, está la idea de que el calor hace lo opuesto al frío en lo anímico de la gente (recordando ahora ese dicho de que los brasileros -por ejemplo- son más extrovertidos, alegres y descontracturados con respecto a la gente que vive en Alaska), digo que es relativo este enunciado para mi también ya que si aparece y hay tristeza será por motivos ajenos a todo lo que se indica como principal promotor de las formas de ser de unas u otras personas, es decir al tiempo climático.
Creo que es así, que la felicidad y el estado de ánimo de cada uno de nosotros poco dependen de algo tan exterior como el clima, ya que justamente radican en todo lo contrario, en lo interior al ser y en lo que cada uno hace con su propia vida -interior- independientemente de donde viva y/o se encuentre momentáneamente.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Telemierda.

La tele es una mierda. La tele con los productos que se ven, básicamente, si uno enciende la misma, en cualquier horario del día que se le antoje, por ejemplo.
Son pocas las propuestas dignas que se ofrecen en los canales de aire y de cable, ya que salvo los de películas o documentales e instructivos, es todo parte de lo mismo.
Yo me desencanté hace tiempo con la televisión y sus contenidos. Solo valoro y consumo algunos productos específicos de los canales de aire (contados con los dedos de una mano y sobrándome dedos, para que se den una idea) y mucho de documentales e historia, reflejada a través de formatos similares al documental, por cable o por la Televisión Pública. También canales de animales y no mucho más que eso ya que, cuando estoy en casa, me inclino preferentemente por lo auditivo (música y radio) antes que por lo visual (televisión y videos) definitivamente.
Otro tema es el cine -aunque sea visual- que amo y consumo en la pantalla grande y en casa con las más de 500 películas que posee mi videoteca, amén de alguna que, rara vez, enganche por algún canal de cable y que sea de mis favoritas o de las que no he visto hasta ahora. Pero esto, ya es otro tema.
Reitero entonces para finalizar y no perderme del hilo conductor de lo comentado: la tv es una mierda, actualmente y en lo que a la generalidad se refiere, es decir una telemierda.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Ya nadie habla del fin del mundo anunciado por los Mayas.

Vieron, el año pasado para esta fecha surgió el tema del fin del mundo anunciado por los Mayas y en ese entonces, a casi 1 año del 21/12/2012, toda la prensa nacional y mundial se levantó en andas con la info apocalíptica de lo que ese anuncio comunicaba.
Luego, se habló de un final de época -como se la venía viviendo y experimentando hasta el momento- y hasta de un cambio de conciencia y de valoración que se operaría o comenzaría a operarse a partir de ese día bisagra; es decir, se trocó lo catastrófico del mensaje que en un principio suponía no menos de que el mundo en el que vivíamos diariamente se acabaría bajo lenguas de fuego o diluvios continentales, por una idea más trascendental y espiritual, o mental -si se quiere- que en definitiva más tenía que ver con los Mayas y toda su civilización y legado. Pero en fin, con el tiempo y el paso de los meses se fueron diluyendo todas las posturas y modalidades de finales que se abordaban para caer en el olvido.
Ahora, a días de la llegada del día en cuestión ya nadie habla y es un tema que parece haberse dejado en la postergación y el desuso, completos y definitivos.
Yo lo recordé hoy, y hoy lo comento. Ni sé si el día señalado volveré a tocar el tema, quizás sí, pero no lo sé; ya que creo que el cambio de época, de forma de mentalidad o de lo que sea, no debe ajustarse a una fecha o predicción determinada (sin desmerecer este tipo de avisos legados por otras civilizaciones u hombres ya desaparecidos) sino a cada persona y a su propia e individual vida, manejada y regida por el ser interior que todos tenemos, para ahí sí, y recién luego, manifestarse en lo colectivo de los pueblos y sociedades universales.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Un regalo que les hago con todo mi corazón.

Todos tenemos días más y días menos. Yo, según el caso, también; aunque debo reconocer que siempre cuando miro hacia atrás lo que brilla y reconozco en mi vida son los días en los que lo he pasado bien, y que sin dudas volvería a vivir. Los otros, los menos, están, seguro; pero de tan pocos y nimios que son, ni aparecen.
Por eso, si bien todos (y vuelvo a incluirme en este enunciado) tenemos días de una u otra especie, es necesario, imperioso y hasta urgente -para todos- dejar de que sea así para dar lugar a la vida plena de nuestro ser, esa que sólo depara días de gozo real para cada uno de nosotros, partiendo de la simple premisa de que ese gozo lo encontraremos dentro nuestro y no dependiendo de alguien o algo externo que sea el encargado de generárnoslo.
Puede resultar más fácil o más difícil, dependiendo de la forma de encarar las cosas que uno tenga o adopte comúnmente, más no imposible; ya que volviendo a la base de una vida conectada con aquello que llena y comunica nuestro ser -directa y continuamente- con el mundo exterior que está por el afuera del nosotros mismos y en este tiempo que vivimos eternamente que es "el ahora", podremos encontrar la vuelta a esa modalidad que debemos incorporar en nosotros para darle a nuestro SER la posibilidad, que fruto de lo exterior -a él- que lo contamina cuando vemos, vivimos y absorbemos el producto de lo ficticio que (ese afuera) nos ofrece, le hemos ido quitando y negando cada vez más, en forma paulatina y constante.
No quiero quedar en una pronunciación que invite al cambio sin dar probados y certeros fundamentos del mismo, y por tal motivo les dejo como regalo preciado el nombre de una persona y de su libro; que a través de reflexiones, ejercicios y un compartir de experiencias generoso puede introducirlos, e introducirnos continuamente en el comienzo de la modificación personal que se requiere para ser feliz, siempre, sin otro motivo más que el de tenernos a nosotros mismos; seguros, certeros y valorados a través de una completa y brillante conexión con nuestro Ser y con su naturaleza, interior y exterior.
Tomen nota. Alberto Lóizaga. 'Actitudes que sanan'. Es un regalo que les hago con todo mi corazón ya que de nada sirve quedarse uno con las buenas cosas, y porque al compartirlas es mucho más lo que vuelve a nosotros en el preciso momento de hacerlo.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Siempre brillará.


Aún en los momentos más oscuros que debamos atravesar, producto de la tristeza, el desaliento, el cansancio, y todo aquello que influya en nuestro estado de ánimo haciéndolo decaer; incluso ahí, siempre brillará nuestra luz interior; esa que fuimos alimentando e incentivando desde siempre y que en los malos pasares surgirá de nuestro ser para darnos la claridad que necesitemos y permitirnos usarla como un preciado tesoro personal.

martes, 11 de diciembre de 2012

¿Soy yo o son los demás?

Acorde a mi manera de ser, comenzaré a escribir esta entrada aclarando lo que podría llegar a ser (yo) para los demás, para así poder explayarme brevemente en mi punto de vista y parecer en determinados momentos, sobre determinadas personas y ante determinadas situaciones.

A saber...

O yo crecí y maduré más rápido que otras personas, u otras personas se quedaron en la boludez snob de andar intentando ser snob y provocando a su paso -al menos en mí- una sensación de hartazgo que no se puede evitar.
O yo soy muy pocas pulgas con el humor snob (otra vez) de quienes lo ejercen e intentan -quizás inconscientemente y sin darse cuenta- mostrarse en ese estilo, o alguna gente es realmente insufrible en las formas de mostrarse ante los demás cuando quiere quedar como copaaaada con sus reflexiones cómico-reflexivo-filosóficas.
O yo soy una persona que osa ser un poco -o mucho- intolerante ante la algarabía ajena cuando esa algarabía por su parte osa ser un poco exagerada y llega a cansar a pesar de toda la onda que se le pueda poner a la situación, o hay quienes son definitivamente insoportables y hasta egoístas en su forma de ser y en el deseo de imponer y de hacer primar sólo lo que ellos quieren hacer, y que hagan los demás, sin que nada más les importe.
O yo ya no estoy para un intercambio muy variado con respecto a hablar boludeces y extremosidades, o la verdad es que la gente, algunas personas para ser más específicos, está cada día más tarada.
O yo tengo una lupa que intenta encontrar idénticos relatos a los sucesos que se comentan o hay personas que son desproporcionadamente exageradas y nunca pueden relatar algo que sucedió tal y como sucedió sino que deben recurrir a incorporarle aditivos, aspavientos, alharacas, e inventos (ya que en definitiva no pueden llamarse de otra manera) al momento de compartir una experiencia o comentario con otros.

Es así, a medida que uno crece y va tomando un camino; en lo que a forma de vida, de pensamiento y de relacionarse se refiere; opta por un estilo (por llamarlo de alguna manera) y renuncia -o desecha- a otros. El tema es poder convivir, todos y cada uno de los diferentes (estilos) que se adopten en el mundo, lo sé; pero ocurre que a veces, y según los contextos y las personas, esta tarea se hace bastante cuesta arriba y por ese motivo surgen las hipótesis que acabo de formular, para mí en primera instancia y para quienes puedan hacer suyas una o varias de las que acá planteo.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Hoy también es el día de los suyos.


En este día...


Cada día es hoy.

Yo publiqué hace un par de semanas, el 1 de noviembre para ser más precisos, una entrada llamada En la espera donde de una forma u otra comentaba que la vida consistía -para mí- básicamente en eso, esperar, ya que siempre estábamos (esto decía) a la espera de algo, ya sea una respuesta, alcanzar una meta u otra cosa, motivo o persona; y no podíamos salirnos de esa forma de llevar adelante muestra existencia.
Eso expresaba, dicho ahora en pocas palabras; pero lo bueno de esta vida, y de cada uno de nosotros, es que podemos cambiar -en cualquier aspecto de aquello que hace a nuestra misma vida- y así es que afortunadamente he entrado en la onda de esa modificación; aunque si bien, haciendo una revisión, no creo que haya estado tampoco muy lejos de este nuevo punto de vista que ahora contemplo y que viene a renovar ese aspecto que me hacía verme dentro de una espera continua dentro en un tiempo que oscilaba (hasta que pude ver lo real) entre el pasado y el futuro de lo que yo creí y sostuve de alguna manera para mi día a día.
Así es que, si bien me falta mucho por avanzar y poder naturalizar en mi ser esta forma de vivir basada en el ahora, que por ser presente puro es imperecedero y eterno, ya no puedo volver a ver como antes 'la vida de todos los días' ni asociarla a una espera constante, puesto que me he dado cuenta de que somos mucho más que pasado y futuro -que no existen- porque precisamente somos PRESENTE, "ahora mismo", ese mejor y más grande momento que nos hace ser felices en nuestro SER, produciendo el momento más gozoso que no pasará nunca por ser el que seguimos viviendo imperecederamente, sin meta a alcanzar, sin objetivos por cumplir y sin intención premeditada en nada. Natural y libre. Hermoso, no?

domingo, 9 de diciembre de 2012

Aquí y ahora.

Siempre se está cerrando una etapa. Siempre.
Por ejemplo yo estaba cerrando un viaje hace un par de semanas atrás (para ser sincero en el momento de escribir esta entrada, que sería borrador de mi blog, para publicarla a mi regreso a Buenos Aires) y como tal, algo estaba dándose por concluido -un viaje de poco más de 15 días en una ciudad de la costa argentina que amo y que siempre que puedo visito durante el año; Mar del Plata-.
El tema es que vale como ejemplo este viaje que yo hice y que llegado su momento tuvo su cierre, que si bien no ameritó mucho más que esta entrada de blog y alguna emoción que sólo se plasmó en mi presente, esa conclusión estuvo y fue en definitiva la que me inspiró a formular esta idea, ahora (en ese momento).
Es contradictorio en cierto modo lo que acabo de enunciar, y el hecho de jugar con las palabras en torno al ahora y al ese momento, ya que como Ser (que soy), con una conciencia libre que vive el ahora -tiempo presente- y no se ata (eso intenta) al pasado o al futuro que culpa y se añora por un lado, e imagina y se sublima, por el otro respectivamente, hablar de un cierre es volver a rememorar algo, y lo importante no es recordar ni esperar sino vivir el tiempo presente, ya que con eso tenemos suficiente.
Aunque visto desde otro lugar ese cierre puede tomarse como un cierre (repito la palabra) que cierra (valga la redundancia, necesaria) algo, pero que instantáneamente abre "otro algo" y ahí, en ese momento, es donde me encuentro yo; viviendo eso que 'está ahí', y que como tal es constante y eterno.
Esa es la onda, sin dudas. Darse cuenta de que todo es eterno, ya que somos lo que estamos viviendo, nada más.
Por eso, todo comienza y culmina y comienza y culmina, y así, siempre, a cada momento, imperecederamente y con la única y hermosa finalidad de que seamos felices. AQUí y AHORA.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Ir al verde.

Este es el tiempo cuando los parque y las plazas de nuestra ciudad se ponen bien verdes y nos invitan a acercarnos a ellos para relajarnos visual y espiritualmente, lejos del ruido y del gris de las urbes cargadas del smog y la polución que invaden nuestra vida de todos los días.
Por eso, en esta época, nada mejor que acercarse a uno de estos espacios que, aunque inmersos en la ciudad, representan un remanso y un descanso a los días en el cemento.
Breves o largos, según las posibilidades horarias de cada quien, no debemos dejar de disfrutar de estos momentos que podamos pasar, compenetrándonos con la naturaleza y sus olores y sonidos.
Verde, color de esperanza, dicen algunos. Y color de relax, agrego yo. Verde, con "v" de "vibración", esa misma que transmite la Naturaleza al entrar en contacto con ella.

jueves, 6 de diciembre de 2012

La cautelar a favor del Grupo Clarín.


Compartir una flaqueza personal es fortalecernos colectivamente.

Si bien pregono a diario y comento en mis redes sociales que estoy en el camino de privilegiar mi ser interior, por sobre cualquier otra cosa en lo que a mi vida y a la forma de vivirla se refiere, también debo decir que algunas veces se me hace más fácil y llevadero que otras, por etapas, y por tal motivo el tratamiento que debo darle a mis días cambia vertiginosamente en uno u otro momento.
Todo lleva su tiempo y si bien para quien logra vivir una vida basada en su presente absoluto conformado por la vivencia y el gozo interior que se plasman en su actitud de vida (esa que tenemos y nos define) todo es más fácil, creo que como todo lo bueno, y que realmente prende y provoca un cambio, esta modalidad que llevo adelante para mi vida -de vivir a partir de la felicidad interna generada por mí mismo en este presente absoluto que nunca pasa- es un camino que me cuesta un poco recorrer, cada tanto, hasta que lo naturalice e incorpore en mi vida para ya no representar ningún esfuerzo transitarlo, vivirlo.
No sé bien porque expreso esta flaqueza (es esto lo que muestro en definitiva aquí) de mi forma de encarar y llevar adelante algunas cosas trascendentales como la que hoy comento. Será quizás que al no haber logrado todavía en forma completa lo que aspiro a ser en mi ser, busco un bálsamo y un empujoncito -que sólo yo puedo darme y por eso, quizás, recurro a expresarlo- para seguir trabajando en mi felicidad y fortaleza interior.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Las pruebas y la poca relevancia del afuera.

¿Qué sería de nuestra vida si no aparecieran esas pruebas que nos hacen dar cuenta, con su aparición, de cuan firmes estamos en nuestros propósitos, forma de ser y demás cuestiones que se pueden ver vulneradas por ellas?
Atropellarán nuestra vida e intentarán, independientemente de donde -o de quien- provengan, hacernos sucumbir, arrogándose el derecho de vencer o no sobre nosotros y nuestra fortaleza; obligándonos a estar defendiendo (mejor dicho manteniendo) nuestra integridad y posición hasta el momento que pasen.
Hay que aceptarlo, nunca el afuera estará allanándonos el camino para mantenernos en el lugar que elijamos, sin sobresaltos, sencillamente porque no podemos manejarlo ni encausarlo como si podemos hacerlo con nuestro interior.
Presentada la situación, hay dos ideas esenciales que podemos disgregar de la misma. Una, cuando las pruebas parten de entornos, gente y contextos alejados a nuestra persona, a todo nivel, y las pruebas pueden llegar a ser (teniendo en cuenta el no compromiso afectivo) más desestructuradas, o al menos no tan complicadas de enfrentar. La otra, cuando las pruebas vienen de parte de nuestras relaciones más cercanas, hasta íntimas, y son las que podrían encuadrarse en el marco de las más difíciles y complicadas, porque al esfuerzo que requiere enfrentarlas se suma el de separar y no involucrar (¿no involucrar? ¿se puede?) los sentimientos y emociones que van pegados y paralelos a ellas.
Afortunadamente siempre hay otra postura y una visión diferente y purificadora acerca de todo, y estamos quienes intentamos todo el tiempo apostar por la buena, la que más sana y mejor nos hace; porque ante lo malo, que sólo parta del exterior y tome forma en como lo enfrentemos nosotros mismos -teniendo en cuenta que somos lo que generamos y dictaminamos en nuestro ser interior- sólo podemos devolver a cambio algo bueno, purificador y moderador para transformar cualquier impulso negativo en luz y energía positiva que no nos vulnere en lo más mínimo en nuestro ser y organismo.
Cómo concluir todo esto, entonces, sino haciéndolo con la idea de que todo lo dañino, externo a nuestro ser; como por ejemplo la maldad, las pruebas cargadas de mala intención que (se) nos presenten, y los eventos que sólo tengan por fin infringir en nuestra estructura de paz, amor, armonía y felicidad interior, no nos deben importar ni alarmar en lo más mínimo; porque nuestro presente lo manejamos y lo emitimos -desde nuestro interior hacia el afuera- nosotros mismos y por tal motivo todo lo que sea y forme parte del afuera, negativo o no, nula relevancia debe tener en nuestra vida.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Ya llega el 7.

Se acerca el 7 de diciembre, y en otro momento y contexto político no representaría nada más que el estar avanzando en el transcurso de los días del último mes del año.

PEEEEEEERO...

Teniendo en cuenta todo lo que representa esta fecha, no sólo para el multimedios opositor más nombrado últimamente y toda la porción de la población argentina alineada con él, además de otros multimedios que también están en situación de adecuación sino también para quienes de una forma u otra y producto de todo el revuelo que se ha armado en torno a esta fecha y a la respuesta que puntualmente dé el grupo opositor, de adaptarse -o no- a la norma, estamos esperando saber que pasará este 7D, o en todo caso el 10D que es el día que efectivamente sabremos que sucede y como sigue todo esto.
Es así. Todo un país (sin exagerar) mirando esa fecha. Una fecha decisiva. Decisiva para las resoluciones que se tomen desde la alta jerarquía de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual y para el país en su conjunto; en su uso democrático y justo de un espacio de medios de comunicación equitativamente dividido que aporte multiplicidad de voces y productos comunicacionales partiendo éstos desde diferentes empresas  y con diferentes miradas; y ya no, unilaterales y monopólicos como hasta ahora.
Por tal motivo, la decisión que deba tomar la AFSCA y que determinará como siguen las cosas de ahí en más para que la legislación sea cumplida y respetada por parte de todos los actores que se ven afectados por las resoluciones de la Ley Nº 26.522, es motivo de igual expectación sea el sector y grupo social que se contemple; tanto así como la respuesta que deberá dar en primer lugar, como ya se ha dicho, el grupo que se está negando ponerse a derecho.
Todo parecería indicar que las cosas van a ser difíciles, principalmente teniendo en cuenta la alta posibilidad de negativa a cumplir con lo dictaminado por la justicia de parte del grupo al cual constantemente se hace referencia, ya que esto obligará a la AFSCA a actuar de oficio en la adecuación de quienes se nieguen a hacerlo por propia voluntad, y ya podemos imaginar que algo así traerá seguramente muchos inconvenientes, denuncias y victimización por parte de quien justamente no es víctima precisamente en toda esta historia.
Pero hay que esperar; mejor esperar; sí. Todo vaticinio que se lleve a cabo por estos días, previos al 7 y 10 de diciembre, no pasará de eso, un vaticinio.
Si podemos desear, eso sí. Y yo, como persona que desea la paz y la igualdad entre las personas, y en todos los ámbitos -cualesquiera que sean- espero que las cosas sucedan de una forma natural, pacífica, democrática y civilizada. Nada más ni nada menos que como debe ser.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Mis piernas necesitarían crema, pero...

Siempre me he cuidado, a lo largo de toda mi vida y particularmente en estos últimos años en los que, producto de mi edad (entre 35 y 40 años), y del crecimiento que experimento en mi persona, crecimiento que acompaña los años pero trasciende este mero punto y espacio temporal, las decisiones que he tomado con respecto a revalorizar mi vida y mi salud -física, mental y espiritual- han sido puestas en valor al momento de llevarlas a cabo y se han plasmado, entre otras, en elecciones de medidas concretas (no fumar, no drogas, no excesos, etc.) y en otras de medidas, que si bien terminan siendo concretas finalmente, apuntan en esencia a una sanidad mental e interior que se lleva a cabo desde lo profundo del ser y que hace a las elecciones de vida que nos marcan en determinados momentos, y para siempre. El veganismo, por ejemplo, una decisión de forma de vida que llevo adelante desde hace bastante tiempo, y que si bien es externa en la elección de alimentos y vestimentas que no se vinculen con un origen animal por respetar y valorar la vida de estas criaturas como seres indefensos ante la crueldad del hombre y la mujer de este mundo que en pos de su satisfacción personal arrasa con vidas que deberían, al igual que nosotros los seres humanos, tener el derecho a vivir en libertad y felicidad (resumiendo la idea de veganismo al máximo para no extenderme en ella ya que no hace a esta entrada en cuestión); es algo que parte de una elección absolutamente interna a quien la toma y la promueve para su vida. Ésta, sirve perfectamente como una de las elecciones que más explican que todo lo interno termina reflejándose también en lo externo y que siempre es natural que una persona privilegie un tipo de aspectos en su vida y por este motivo apunte a trabajar sobre él como yo he apuntado a lo interior -por sobre lo exterior- de mi ser, considerándolo en cada momento de mi vida y en la actualidad también, claro está, como lo único verdaderamente importante para mí y para cualquier ser vivo.
Todo esto no quiere decir que esté o ande hecho un harapo por ahí, al contrario, ya que cuido mi aspecto; por mi en primer lugar y por los demás luego, para dar una imagen como la que me gusta recibir en el contacto diario con la gente, sin ser esta pretensión, aclaro, un motivo decisivo para entablar trato con alguien, por otro lado.
Pero básicamente me doy cuenta, y lo digo feliz, que privilegio definitivamente lo interior en mi persona, y en los demás, ya que podría decir que no soy de los que anden cuidándose con cremas -diurnas y nocturnas- o con tratamientos corporales, faciales o dentales, por ejemplo.
Otra vez, aclaro que visito a mi odontólogo, a mi dermatólogo y al resto de los profesionales que corresponda, si veo que algo está mal o me parece que podría estar mejor, de algún u otro modo; más sólo en esa ocasión ya que como vengo sosteniendo no me preocupa hacerme los dientes nuevos para que se luzcan archi-recontra-blancos en mi boca, como muchos si lo hacen, por ejemplo. Dientes que quien se los hace tiene todo el derecho a hacerlo y no me molesta en lo más mínimo, sólo que tomo este ejemplo para exponer mi situación y elección con respecto al este tema de cuidarme y estar bien. Quien sea feliz a través de este tipo de cosas, adelante. Cada uno se dará cuenta, a su debido momento, en donde radica la verdadera felicidad.
Otro ejemplo, el que me llevó a escribir esta entrada de blog.
Estoy tirado en el pasto del parque con mi perro mientras escribo esta entrada, y mirando el entorno pude ver mis piernas y creo que podrían necesitar un poco de crema ya que producto de haber estado más de 15 días en la playa y yendo al mar casi a diario, por supuesto se han resecado un poco. Bueno, ahí, con este ejemplo defino mi preocupación por lo interno de mi ser, privilegiada por sobre lo exterior, lo comúnmente llamado estético, a él, ya que hace aproximadamente 5 días que llegué del mar y recién ahora -porque estaba relajado, tirado en el parque y sin más que hacer que poder observar detalladamente todo- lo he descubierto. Otro tipo de persona, más abocada a la estética puramente corporal ya lo habría notado, de no haber ido encremándose diariamente mientras estaba en sus días de playa, algo que por otra parte yo no hice ni suelo hacer jamás.
En fin, mi ser interior, ese que finalmente se traduce y se muestra en mi exterior, sí que me preocupa y ocupa, y por este motivo no lo pierdo de vista nunca y constantemente estoy abocado a la tarea de embellecerlo y alimentarlo de cosas buenas para que sea feliz, ya que la mejora de lo demás, vendrá como consecuencia de una buena puesta a punto de este primer y esencial aspecto de cada persona, el interior.