martes, 30 de junio de 2015

¿Qué haríamos sin la música en nuestras vidas?

Cuando yo me pregunto "¿qué haríamos sin la música en nuestras vidas?" e incluyo en mi interrogante a todos, o al menos no a mí solo, lo hago porque es muy interesante pensar que la música venga a ocupar un lugar tan importante y a la vez tan único en cada uno, que no se compara con nada, pero con nada, ni con la lectura que es también un bien supremo de cada persona que la disfruta y la goza pero que ni en su punto máxime llega a ese lugar tan interno que puede filtrar la música. Ese que solemos decir "me llega al alma"; bueno, ahí, a ese lugarcito específicamente interno y profundamente guardado, es adonde llega sólo ella, y nadie más. Ni el cine, ni la tevé, ni nada. Hay un lugar que sólo está reservado a la música.
Y por eso ella nos hace tan plenos, nos emociona tanto y nos lleva por diferentes lugares a través de emociones que se despiertan al escucharla y sentirla en cada acorde, nota musical, letra y entonación que se nos brinde.
No hay dudas que quien no guste de la música tiene gran parte de su ser dormido, aunque pensándolo bien no puedo entender que exista alguien que carezca de este gusto, tan primordial por otra parte para estimular nuestros sentidos y nuestra vida toda y despertarnos en el real sentido de la palabra.
Si ponemos música para bailar, para reír, para llorar, para limpiar, para correr, para entrenar, para caminar, para pasear, para cocinar, para comer, para escribir, para levantarnos, para acostarnos, para dormir, para manejar, para bañarnos, para veranear, para viajar, para todo, ¡¡cómo no vamos a considerar a esta buena amiga, amante y compañera como algo tremendamente fundamental para nuestra existencia!!
Yo, particularmente, vivo en parte gracias a la música, es decir me alimento y fortalezco a través de ella; y me reconozco un afortunado enamorado de cada sonido que la componga y la acerque hacia mí.
Por eso, gracias por la música, nunca tan justamente expresado como en esta oportunidad. ♪♫

miércoles, 24 de junio de 2015

El tiempo a veces no cura nada.

Si a uno nunca lo han tenido en cuenta, en general y en específico, y siempre se ha estado al costado del camino principal donde pasaban las cosas concretas en determinados contextos, debe ser que así lo harán sentir a uno en los mismos contextos, grupos, recintos, reuniones o como se les quiera llamar, donde se vuelvan a congregar las mismas personas que propiciaron ese sentir.
Y sí, después de todo no hay tanta ciencia en saberse no integrado o fuera de lugar en uno u otro momento de la vida entre unas cuantas personas.
Por eso, no piensen que el tiempo oficiará de reparador de tales estigmas ya que nada de eso sucederá así, y si en otro tiempo pasamos un momentos de incomodidad, de indiferencia, de destrato y de todo ese tipo de cosas que va en detrimento del "sentirse bien", si se vuelve a repetir todo igual, todo igual se repetirá entonces. No hay más. C'est la vie.