lunes, 30 de noviembre de 2015

Mis blogs, no más por ahí.

Todo lo que escribo en este blog o en Mi Boro y Yo sale de mi corazón y lo hago con toda la inspiración que pueda brotar de mi ser y de la manera más auténtica en la que pueda expresarme. Por eso cuando veo que no recibo ni un solo comentario al publicar alguna entrada de estos blogs en la más concurrida y comentada de la redes sociales siento que estoy perdiendo el tiempo compartiendo desde la inocencia ese algo, para que sea despreciado y desestimado sin razón: Por tal motivo he decidido no publicar más ninguna de mis entradas en mi muro de esa red social.
Porque después de todo ¿por qué todo tiene que pasar por ahí? Si yo escribo para que la gente pueda leer algo que brota de mi motivación y que entiendo que puede ayudar a los demás, ya sea a pasar un rato agradable, a entender algunas cosas que también viven al igual que yo, o simplemente a disfrutar de un relato y un pensamiento que, en la mayoría de los casos, yo considero agradable y ameno en su lectura, desde ahora no pasarán más por ahí; ya no.
Y quizás me leen, y porqué no disfruten también de las entradas que elaboro y publico en esa red social, pero no hacen ninguna mención, ni tan siquiera con un "Me gusta" (quizás uno cada tanto pero ésto va más alla de eso, debe entenderse), para que yo pueda entender que han pasado por ahí y que mi publicación no ha sido olímpicamente ignorada. Pero no, no pasa así, y no es que yo desee o necesite por una cuestión de vanidad ver que "Les gusta" lo que publico (hablando específicamente con respecto a mis publicaciones de los blogs), para nada; pero sí lo necesito por otra cuestión más sensible si se quiere, la de mimar ese amor propio que todos debemos tener y que con valoraciones/ponderaciones del tipo que sean, de ajenos, también suma y crece; pero reitero que no, no sucede y por tal motivo tomo esta determinación ya que esa interacción que espero comúnmente que se dé desde la otra parte con respecto a la mía, es inexistente y un poco frustrante.
Pero contrariamente a todo esto me ha pasado de estar hablando, cara a cara, no por redes sociales, con una persona, muy allegada a mí, y haber percibido a través de sus palabras (hasta en esto solapadamente y como no queriendo dar a entender que leía o tan siquiera que sabía de mis entradas de blogs) que al menos las veía publicadas en mi perfil de la red social, coronando su comentario con un consejo de no expresarme tan íntimamente en cada una de ellas, como queriendo sesgar mi derecho a contar y decir lo que desee, al menos en esa red social "tan vista". Algo que me pareció realmente muy triste como consejo en sí y como idea y pensamiento general.
Por eso llegué a la decisión recién expuesta de no compartir más mis entradas de blog en la red social de Facebook porque creo que tampoco soy merecedor de andar "tirando margaritas a los chanchos", haciendo uso de esa frase quizás poco feliz pero que describe en este caso el desperdicio de buenas intenciones volcadas de mi parte en mis blogs ante una nula acogida en esa red social. Y aclaro que considero poco feliz la frase utilizada porque desmerecer a los cerdos dejando ver que ellos ni son capaces de recibir cosas lindas, como serían en este caso las flores, las margaritas (seres tan adorables, por otro lado los cerdos) me parece una declaración antigua y vetusta de innecesaria diferenciación y discriminación con respecto de lo que son, o no, merecedores de recibir.
Nada más, sólo eso. Pero como en mis blogs me expreso libremente y éste es sólo un hito a partir del cual actuaré diferente al momento de compartir y hasta de pensar si se quiere cada entrada al momento de hacerla quería y debía expresarme en este canal con respecto a este tema.
Pero jamás dejaré de escribir en mis blogs, nunca; lo haré en forma regular, muy seguido, o con interrupciones, como viene sucediendo desde que los he creado hace varios años atrás, porque a pesar de que a veces sean poco tenidos en cuenta en cada una de sus entradas y cada uno de estos dos blogs en sí mismos, a mí me hace muy bien tenerlos, escribir en cada uno de ellos, y también releer varias de mis reflexiones cada tanto.
Así que con esta entrada, que viene a reforzar la idea del porqué de la existencia de mis blogs, doy por cerrada esta vana y frustrada (por lo que podría verse a simple vista, claro) divulgación de De todo como en Botica y de Mi Boro y Yo, en esa red social en donde, repito, por lo que puede verse a simple vista, estén o no estén lo mismo dará, en teoría, a quienes me siguen.
¡Y a seguir escribiendo!, eso sí, porque seguramente, y aunque sólo sea una única persona quien aborde la lectura de mis creaciones bloguísticas, con eso me alcanza; ya que en definitiva además de hacerlo para mí mismo yo escribo para toda esa persona que quiera sentirse identificada con cosas simples, que suceden a diario (o no tanto) y que no necesitan ser estrafalarias o super impresionantes para llamar la atención y aparecer y ser vistas en todos lados.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Transformar para continuar.

Todo en la vida siempre será por algo. Tener que revivir, por ejemplo, viejas experiencias, aunque bajo un formato nuevo acorde a los tiempos, te hace no perder de vista jamás que las cosas no se modifican sustancialmente cuando parten de una matriz que ya está dañada en su base.
Por eso cada nueva experiencia nos permite avanzar un paso más en este camino en donde tenemos que sortear, eventualmente, diferentes incomodidades y malos momentos.
Pero no todo es negativo, ya que esto anterior pasa a ser absolutamente positivo cuando te deja una enseñanza y a la vez te permite rescatar de entre la mugre tesoros que habían quedado ocultos por no detenernos a observar y, porqué no, a revivir tales momentos.
Siempre saco lo bueno de todo, así me he formado personalmente para sacarle el mayor provecho a la vida. Cada cosa que me pasa, si bien en una primera instancia puede lastimarme, no permito que vaya más allá de eso y transformo 'a conciencia', y aunque me cueste muchísimo, todo lo feo en todo lo que me hace bien y en eso que me ayuda a continuar.
Tener como saldo final un puñado de buenas cosas (personas, momentos, vivencias, etc.) en la mano como conclusión de todo lo atravesado me deja tranquilo y feliz con mi corazón y conmigo mismo, en definitiva lo más importante para poder estarlo y serlo con los demás.

sábado, 21 de noviembre de 2015

¡A brillar!

Siempre,
siempre, siempre
quiero sacar lo mejor de mí
porque sé que sacando eso que me hace brillar
seguramente haga brillar
o al menos contagie con la luz de mi brillo
a los demás.
Y si a veces siento
que no se me permite hacerlo
porque las cosas se van dando así
asumo que todo ese brillo que en ese determinado momento debió seguir oculto,
guardado o frenado
va a tener su momento para despuntar
y ahí sí encandilar a quienes se permitan verlo;
porque aclaremos
que cuando, en teoría, uno no brilla
no es porque hayamos dejado de hacerlo,
ni mucho menos,
sino simplemente porque los demás no quieren
o no pueden
vernos brillar.
Por eso:

jueves, 12 de noviembre de 2015

Yo aprendí... (de un autor desconocido)

Yo aprendí
que no puedo exigir el amor de nadie. Apenas puedo dar buenas razones para que gusten de mí, y tener paciencia para que la vida haga el resto; que a pesar de que ciertas cosas puedan ser importantes para mí, hay personas a quienes no interesan, y jamás conseguiré convencerlas; que puedo pasar años construyendo una verdad, y destruirla en apenas unos segundos.
Yo aprendí
que puedo usar mi seducción durante unos quince minutos, pasados los cuales tengo que saber de qué estoy hablando; que puedo hacer algo en un minuto y tener que responder por ello el resto de mi vida; que así como por más que un pan se corte en rebanadas, este pan continúa teniendo dos caras, lo mismo se aplica para todo lo que cortamos de nuestro camino.
Yo aprendí
que tardaré mucho en transformarme en la persona que quiero ser, y debo tener paciencia; que puedo ultrapasar los límites que yo mismo me coloqué; que tengo que escoger entre controlar mi pensamiento o ser controlado por él.
Yo aprendí
que los héroes son personas que hacen lo que creen que deben hacer en un determinado momento, independientemente del miedo que sientan; que perdonar exige mucha práctica; que hay mucha gente que me aprecia pero que no consigue expresarlo.
Yo aprendí
que en los momentos más difíciles, la ayuda vino justamente de aquella persona que yo pensaba que iba a intentar perjudicarme; que puedo estar furioso, pues tengo el derecho de irritarme, pero no tengo el derecho a ser cruel; que jamás puedo decir a un niño que sus sueños son imposibles. Será una tragedia para el mundo si consigo convencerlo de eso.
Yo aprendí
que mi mejor amigo me hará daño de vez en cuando, y tengo que acostumbrarme a ello; que no es suficiente ser perdonado por los otros; tengo que perdonarme yo primero; que no importa cuánto esté sufriendo mi corazón, el mundo no se detendrá por causa de eso.
Yo aprendí
que las circunstancias de mi infancia son responsables por lo que soy, pero no por los caminos que elegí siendo adulto; que en una pelea, tengo que decidir de qué lado estoy, aun cuando no quiera verme envuelto en ella; que cuando dos personas discuten no quiere decir que se odien. Y cuando dos personas no discuten no significa que se amen.
Yo aprendí
que por más que quiera proteger a mis hijos ellos sufrirán y yo también sufriré, pues eso forma parte de la vida; que mi existencia puede cambiar para siempre en pocas horas por causa de personas desconocidas; que los diplomas en la pared no me hacen ni más respetable ni más sabio.
Yo aprendí
que la palabra "amor" pierde su sentido cuando es usada sin criterio; que ciertas personas se van para siempre pase lo que pase; que es difícil trazar una línea entre ser amable, no herir a las personas, y saber luchar por las cosas en las que creo.

jueves, 5 de noviembre de 2015

YO ELIJO SER FELIZ.

Si después de todo las cosas que le hacen bien al ser humano son aquellas que van directamente a su corazón y lo hacen sentir bien y cada vez mejor, prestemos atención entonces a todo lo que puede venir a mejorar nuestra calidad de vida y no perdamos de vista esas cosas simples, pequeñas, y hasta intrascendentes, que suelen ser las que movilicen nuestro interior como ninguna otra.
Ser feliz, vivir el presente, no preocuparse por aquello que desconocemos o no tiene arreglo o solución, seguir siempre mirando hacia delante pero con los pies en este momento actual y asumir la propia vida como aquella que es la mejor y la única para nosotros son algunas de las claves para poder caminar por esta vida distendidos y aspirando a cada momento simplemente a ser felices.
Que la emoción nos abrace muy seguido, y que se apodere de nuestro ser, para de esta manera sintiéndonos conmocionados aprovechemos ese cimbrón en nuestra vida para respirar y continuar en el camino.
Los mejores momentos siempre estarán relacionados con aquellos que nos reporten felicidad y emoción, y con todos los que de una u otra manera han provocado una movilización en nuestro corazón.
Soy feliz adoptando este pensamiento, esta modalidad de vida, para mi existencia. En algún momento pude haber tenido que generar concienzudamente todo esto pero con el tiempo, ahora, ya son cosas naturales en mi vida y solas están ahí y forman parte de mí, haciéndome enfrentar cada instante con todas las ganas y el mejor optimismo.
A ser felices, entonces, y a no perder tiempo demorando el hecho de tomar la decisión de serlo.