jueves, 27 de abril de 2017

Tantas vidas.

Es infinito el abanico de momentos por los que atraviesa una vida cualquiera (un ser humano) sin ningún otro aditivo ─esa vida─ que simplemente vivir.
Por este motivo ninguna vida es pobre en el sentido de vivencias y experiencias acumuladas. Ninguna vida quedará jamás obsoleta en su metier de vivir puesto que siempre se va a estar experimentando algo diferente al segundo anterior y esto, sin dudas, es una inmensa facultad ─que se trae desde la cuna y que hace a cualquier vida múltiple en vivencias para de ahí en más ser lo que cada vida es y hace consigo misma─ que nos hace inmensamente ricos. Definitivamente ricos.
Hay que saberse siempre en el momento y lugar justo porque de otra manera, pensándose por el contrario siempre en el lugar equivocado y el momento menos oportuno, se va a estar restando en esa facultad innata de experimentar cosas que fluyan a través de nuestro ser por lo que decante lo vivido en diferentes momentos.
También se podría hacer una observación con respecto a eso de creerse equivocado, de momento y lugar, ya que esto vendría a sumar en el crisol de sentires y experiencias interiores personales experimentadas que seguramente se presentarán para dar paso luego a otros abordajes de la misma empresa concluyendo de esta manera que ese es también otro de los escalafones de tantas vivencias que atraviesa una vida, como dijimos, cualquiera. Algo para tener en cuenta, por cierto.
Que se vive, y eso es lo importante, de esto no hay dudas. Siempre vamos a ir tanteando sobre el camino como “ir”, según el tiempo y trayecto que nos toque experimentar, porque en definitiva ese será el mejor parámetro para “ver” cómo seguir.
Son las vidas que van por este universo tan diferentes unas de otras y tan similares a la vez que si se quisiera hacer una lista que enumerara al menos las principales nociones de cada idea ─igualdades y diferencias─ sería imposible, no el hecho de comenzarla pero sí finalizarla o darle una forma definitiva para que pueda ser presentada como guía a tener en cuenta.
Vivir es una aventura y aunque sea esta una frase tan trillada y repetida siempre toma nuevo significado y justa aplicación cuando se la utiliza o se la dice en contextos como el aplicado ahora.
Por eso, ¿vamos a pensarnos pobres o menos que algunos o, a la inversa, vamos a considerar a otros u otras inferiores a nosotros por lo que apenas podamos ver en la superficie de lo mínimo que se deja asomar cuando uno ve a alguien más?
Sincerémonos y vayamos por la vida valorándonos, sí, pero también, y fundamentalmente, valorando a todos los demás porque tanta riqueza oculta, o quizás demostrada a los cuatro vientos, no puede pasar desapercibida. Al menos no debería.

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