lunes, 7 de diciembre de 2015

La ajena vs. la propia.

La mala onda en el otro, cuando aparece, es un ciclón que golpea y desata toda su furia como una de esas tormentas que se dan en la mar y que si no se las aborda correctamente derriban (hunden) cualquier embarcación.
Aparece a veces de a poco, en forma paulatina, pero dejando entrever desde antes que algo fuerte y bravo se está gestando y, entonces y salvado cada caso en particular, permite que uno suelte amarras y pueda estar un poco prevenido; al menos cuando se desate en todo su potencial.
Otras veces se desencadena instantáneamente y uno solo debe intentar sortearla y tratar de manejarla, hasta que desaparezca.
Siempre va a dejar su secuela en quien la enfrente y es esta secuela la que no puede adoptar otra forma más que la misma que la hizo desencadenar; es decir, una nueva mala onda. Otra. Ahora la propia. La de uno.
Por eso si aparece, al igual que en la analogía que venimos haciendo con la tormenta en alta mar, uno saldrá mojado, empapado y con restos de ella de cualquier manera; inevitablemente. Es decir, vamos a encontrarnos luchando, además de con la ajena, con la nuestra, esa mala onda que va a decantar del desgaste de enfrentar a la primera y no poder salir "seco" de tal "tormentoso mar".
Y teniendo en cuenta que esta entrada de blog refleja el hecho de enfrentarse a una mala onda ajena y no a la propia, cuando esa mala onda de otros aparece ante la inexistente actividad negativa propia, es que se refleja aquí que muy poco se puede hacer más que sortearla si la tenemos encima y nos hemos dado cuenta tarde de que se estaba armando ante nosotros.
Siempre abandonar el barco en plena tormenta, una vez que la misma ya se ha desatado en toda su magnitud, es literalmente imposible, y lo que resta es tratar de pasar ese mal tiempo como sea porque siempre después de toda tormenta saldrá el sol y todo volverá de a poco al estado de tranquilidad y paz que solo un mar en calma puede brindarnos.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Alivianar el camino...

Si desde pequeños a todo el mundo se le enseñara a caminar por esta vida relajado, tratando de aceptar lo que tiene y le toca vivir diariamente, tratando de esforzarse al máximo por cambiar todo aquello que no desea ver en su existencia, sea del tipo que sea, y fundamentalmente asumiendo que todo lo que vive es aquello que uno mismo se permite, y por lo tanto no corresponde a nadie más que a uno mismo felicitar o culpar por lo sucedido, viviríamos más felices e iríamos caminando con menos mochilas sobre nuestros hombros, nuestro espíritu, nuestra alma, nuestro corazón y nuestra vida. ♥

lunes, 30 de noviembre de 2015

Mis blogs, no más por ahí.

Todo lo que escribo en este blog o en Mi Boro y Yo sale de mi corazón y lo hago con toda la inspiración que pueda brotar de mi ser y de la manera más auténtica en la que pueda expresarme. Por eso cuando veo que no recibo ni un solo comentario al publicar alguna entrada de estos blogs en la más concurrida y comentada de la redes sociales siento que estoy perdiendo el tiempo compartiendo desde la inocencia ese algo, para que sea despreciado y desestimado sin razón: Por tal motivo he decidido no publicar más ninguna de mis entradas en mi muro de esa red social.
Porque después de todo ¿por qué todo tiene que pasar por ahí? Si yo escribo para que la gente pueda leer algo que brota de mi motivación y que entiendo que puede ayudar a los demás, ya sea a pasar un rato agradable, a entender algunas cosas que también viven al igual que yo, o simplemente a disfrutar de un relato y un pensamiento que, en la mayoría de los casos, yo considero agradable y ameno en su lectura, desde ahora no pasarán más por ahí; ya no.
Y quizás me leen, y porqué no disfruten también de las entradas que elaboro y publico en esa red social, pero no hacen ninguna mención, ni tan siquiera con un "Me gusta" (quizás uno cada tanto pero ésto va más alla de eso, debe entenderse), para que yo pueda entender que han pasado por ahí y que mi publicación no ha sido olímpicamente ignorada. Pero no, no pasa así, y no es que yo desee o necesite por una cuestión de vanidad ver que "Les gusta" lo que publico (hablando específicamente con respecto a mis publicaciones de los blogs), para nada; pero sí lo necesito por otra cuestión más sensible si se quiere, la de mimar ese amor propio que todos debemos tener y que con valoraciones/ponderaciones del tipo que sean, de ajenos, también suma y crece; pero reitero que no, no sucede y por tal motivo tomo esta determinación ya que esa interacción que espero comúnmente que se dé desde la otra parte con respecto a la mía, es inexistente y un poco frustrante.
Pero contrariamente a todo esto me ha pasado de estar hablando, cara a cara, no por redes sociales, con una persona, muy allegada a mí, y haber percibido a través de sus palabras (hasta en esto solapadamente y como no queriendo dar a entender que leía o tan siquiera que sabía de mis entradas de blogs) que al menos las veía publicadas en mi perfil de la red social, coronando su comentario con un consejo de no expresarme tan íntimamente en cada una de ellas, como queriendo sesgar mi derecho a contar y decir lo que desee, al menos en esa red social "tan vista". Algo que me pareció realmente muy triste como consejo en sí y como idea y pensamiento general.
Por eso llegué a la decisión recién expuesta de no compartir más mis entradas de blog en la red social de Facebook porque creo que tampoco soy merecedor de andar "tirando margaritas a los chanchos", haciendo uso de esa frase quizás poco feliz pero que describe en este caso el desperdicio de buenas intenciones volcadas de mi parte en mis blogs ante una nula acogida en esa red social. Y aclaro que considero poco feliz la frase utilizada porque desmerecer a los cerdos dejando ver que ellos ni son capaces de recibir cosas lindas, como serían en este caso las flores, las margaritas (seres tan adorables, por otro lado los cerdos) me parece una declaración antigua y vetusta de innecesaria diferenciación y discriminación con respecto de lo que son, o no, merecedores de recibir.
Nada más, sólo eso. Pero como en mis blogs me expreso libremente y éste es sólo un hito a partir del cual actuaré diferente al momento de compartir y hasta de pensar si se quiere cada entrada al momento de hacerla quería y debía expresarme en este canal con respecto a este tema.
Pero jamás dejaré de escribir en mis blogs, nunca; lo haré en forma regular, muy seguido, o con interrupciones, como viene sucediendo desde que los he creado hace varios años atrás, porque a pesar de que a veces sean poco tenidos en cuenta en cada una de sus entradas y cada uno de estos dos blogs en sí mismos, a mí me hace muy bien tenerlos, escribir en cada uno de ellos, y también releer varias de mis reflexiones cada tanto.
Así que con esta entrada, que viene a reforzar la idea del porqué de la existencia de mis blogs, doy por cerrada esta vana y frustrada (por lo que podría verse a simple vista, claro) divulgación de De todo como en Botica y de Mi Boro y Yo, en esa red social en donde, repito, por lo que puede verse a simple vista, estén o no estén lo mismo dará, en teoría, a quienes me siguen.
¡Y a seguir escribiendo!, eso sí, porque seguramente, y aunque sólo sea una única persona quien aborde la lectura de mis creaciones bloguísticas, con eso me alcanza; ya que en definitiva además de hacerlo para mí mismo yo escribo para toda esa persona que quiera sentirse identificada con cosas simples, que suceden a diario (o no tanto) y que no necesitan ser estrafalarias o super impresionantes para llamar la atención y aparecer y ser vistas en todos lados.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Transformar para continuar.

Todo en la vida siempre será por algo. Tener que revivir, por ejemplo, viejas experiencias, aunque bajo un formato nuevo acorde a los tiempos, te hace no perder de vista jamás que las cosas no se modifican sustancialmente cuando parten de una matriz que ya está dañada en su base.
Por eso cada nueva experiencia nos permite avanzar un paso más en este camino en donde tenemos que sortear, eventualmente, diferentes incomodidades y malos momentos.
Pero no todo es negativo, ya que esto anterior pasa a ser absolutamente positivo cuando te deja una enseñanza y a la vez te permite rescatar de entre la mugre tesoros que habían quedado ocultos por no detenernos a observar y, porqué no, a revivir tales momentos.
Siempre saco lo bueno de todo, así me he formado personalmente para sacarle el mayor provecho a la vida. Cada cosa que me pasa, si bien en una primera instancia puede lastimarme, no permito que vaya más allá de eso y transformo 'a conciencia', y aunque me cueste muchísimo, todo lo feo en todo lo que me hace bien y en eso que me ayuda a continuar.
Tener como saldo final un puñado de buenas cosas (personas, momentos, vivencias, etc.) en la mano como conclusión de todo lo atravesado me deja tranquilo y feliz con mi corazón y conmigo mismo, en definitiva lo más importante para poder estarlo y serlo con los demás.

sábado, 21 de noviembre de 2015

¡A brillar!

Siempre,
siempre, siempre
quiero sacar lo mejor de mí
porque sé que sacando eso que me hace brillar
seguramente haga brillar
o al menos contagie con la luz de mi brillo
a los demás.
Y si a veces siento
que no se me permite hacerlo
porque las cosas se van dando así
asumo que todo ese brillo que en ese determinado momento debió seguir oculto,
guardado o frenado
va a tener su momento para despuntar
y ahí sí encandilar a quienes se permitan verlo;
porque aclaremos
que cuando, en teoría, uno no brilla
no es porque hayamos dejado de hacerlo,
ni mucho menos,
sino simplemente porque los demás no quieren
o no pueden
vernos brillar.
Por eso:

jueves, 12 de noviembre de 2015

Yo aprendí... (de un autor desconocido)

Yo aprendí
que no puedo exigir el amor de nadie. Apenas puedo dar buenas razones para que gusten de mí, y tener paciencia para que la vida haga el resto; que a pesar de que ciertas cosas puedan ser importantes para mí, hay personas a quienes no interesan, y jamás conseguiré convencerlas; que puedo pasar años construyendo una verdad, y destruirla en apenas unos segundos.
Yo aprendí
que puedo usar mi seducción durante unos quince minutos, pasados los cuales tengo que saber de qué estoy hablando; que puedo hacer algo en un minuto y tener que responder por ello el resto de mi vida; que así como por más que un pan se corte en rebanadas, este pan continúa teniendo dos caras, lo mismo se aplica para todo lo que cortamos de nuestro camino.
Yo aprendí
que tardaré mucho en transformarme en la persona que quiero ser, y debo tener paciencia; que puedo ultrapasar los límites que yo mismo me coloqué; que tengo que escoger entre controlar mi pensamiento o ser controlado por él.
Yo aprendí
que los héroes son personas que hacen lo que creen que deben hacer en un determinado momento, independientemente del miedo que sientan; que perdonar exige mucha práctica; que hay mucha gente que me aprecia pero que no consigue expresarlo.
Yo aprendí
que en los momentos más difíciles, la ayuda vino justamente de aquella persona que yo pensaba que iba a intentar perjudicarme; que puedo estar furioso, pues tengo el derecho de irritarme, pero no tengo el derecho a ser cruel; que jamás puedo decir a un niño que sus sueños son imposibles. Será una tragedia para el mundo si consigo convencerlo de eso.
Yo aprendí
que mi mejor amigo me hará daño de vez en cuando, y tengo que acostumbrarme a ello; que no es suficiente ser perdonado por los otros; tengo que perdonarme yo primero; que no importa cuánto esté sufriendo mi corazón, el mundo no se detendrá por causa de eso.
Yo aprendí
que las circunstancias de mi infancia son responsables por lo que soy, pero no por los caminos que elegí siendo adulto; que en una pelea, tengo que decidir de qué lado estoy, aun cuando no quiera verme envuelto en ella; que cuando dos personas discuten no quiere decir que se odien. Y cuando dos personas no discuten no significa que se amen.
Yo aprendí
que por más que quiera proteger a mis hijos ellos sufrirán y yo también sufriré, pues eso forma parte de la vida; que mi existencia puede cambiar para siempre en pocas horas por causa de personas desconocidas; que los diplomas en la pared no me hacen ni más respetable ni más sabio.
Yo aprendí
que la palabra "amor" pierde su sentido cuando es usada sin criterio; que ciertas personas se van para siempre pase lo que pase; que es difícil trazar una línea entre ser amable, no herir a las personas, y saber luchar por las cosas en las que creo.

jueves, 5 de noviembre de 2015

YO ELIJO SER FELIZ.

Si después de todo las cosas que le hacen bien al ser humano son aquellas que van directamente a su corazón y lo hacen sentir bien y cada vez mejor, prestemos atención entonces a todo lo que puede venir a mejorar nuestra calidad de vida y no perdamos de vista esas cosas simples, pequeñas, y hasta intrascendentes, que suelen ser las que movilicen nuestro interior como ninguna otra.
Ser feliz, vivir el presente, no preocuparse por aquello que desconocemos o no tiene arreglo o solución, seguir siempre mirando hacia delante pero con los pies en este momento actual y asumir la propia vida como aquella que es la mejor y la única para nosotros son algunas de las claves para poder caminar por esta vida distendidos y aspirando a cada momento simplemente a ser felices.
Que la emoción nos abrace muy seguido, y que se apodere de nuestro ser, para de esta manera sintiéndonos conmocionados aprovechemos ese cimbrón en nuestra vida para respirar y continuar en el camino.
Los mejores momentos siempre estarán relacionados con aquellos que nos reporten felicidad y emoción, y con todos los que de una u otra manera han provocado una movilización en nuestro corazón.
Soy feliz adoptando este pensamiento, esta modalidad de vida, para mi existencia. En algún momento pude haber tenido que generar concienzudamente todo esto pero con el tiempo, ahora, ya son cosas naturales en mi vida y solas están ahí y forman parte de mí, haciéndome enfrentar cada instante con todas las ganas y el mejor optimismo.
A ser felices, entonces, y a no perder tiempo demorando el hecho de tomar la decisión de serlo.

viernes, 16 de octubre de 2015

El valor de cada momento.


Creo que la vida, en su faceta de lo que podríamos llamar destino, nos sorprende continuamente y nos ubica en el lugar que (haciendo una retrospección) quizás jamás hubiéramos imaginado que íbamos a ocupar.
Porque seguramente hoy estamos en un lugar en el que, consciente o inconscientemente, hemos estado trabajando y moldeando (ese destino) para llegar a ocuparlo pero por otro lado, si nos ponemos a pensar, jamás hubiésemos imaginado encontrarnos en tal lugar hace una o dos década atrás.
Y todo esto es lo que me inspira hoy a escribir esta entrada de blog, ya que me veo y veo a quienes me rodearon hace mucho tiempo atrás, y de alguna manera siento que, con mayores o menores modificaciones, todos nos encontramos en un lugar diferente al de aquel momento.
También sucede que no siempre nos movemos y cambiamos rotundamente, por ejemplo, pero es muy cierto que quienes parecen estar igual que hace un par de años atrás seguramente han tenido otra etapa de su vida en la que han hecho un gran cambio y vuelco o por el contrario la tendrán en otro momento. Al menos eso es lo esperable para cualquier persona ya que los cambios y los sacudones en la vida son los que nos ayudan a crecer y en definitiva a estar bien, mejor.
Pero es cierto que mirar hacia atrás en forma personal o intentando hacerlo con la vida de otras personas, todas conocidas y relacionadas íntimamente o muy cercanas a uno, no deja de provocarnos cierta tristeza ya que los cambios, sea cuales fueran todos y cada uno de ellos, van a significar la modificación de una estructura y un contexto que seguramente ahora miramos por no dejar de añorarlos o extrañarlos en el "como se dieron" en ese entonces.
En definitiva, todo es parte de la vida, de los cambios que comienzan a verse desde el momento en que llegamos a este mundo sin haberlo pedido pero no pudiendo hacer otra cosa más que aferrarnos a él y empezar a dar los primeros pasos. Todo muy lindo y a veces también muy feo, pero como decía, todo parte de la vida.
Siento y escribo porque me hace bien hacerlo. Tanto sentir y permitirme experimentar todo esto que relato como escribirlo. Son pequeñas catarsis que de no hacerlas no pasaría nada, pero quedarían guardadas, no reveladas, o sencillamente ocultas cuando no hay ningún motivo para que así sea.
Seguiré sintiendo entonces y, cuando me encuentre en condiciones y con ganas, escribiendo aquello que sienta y que seguramente le pasa a más de una persona al igual que a mí.
Y cada momento de la vida es el mejor, cada etapa es la que debe brillar y resplandecer, y así lo he entendido y aprendido desde hace tiempo viviendo mi presente como el único momento realmente valedero para poner en valor (valga la redundancia) pero no dejando atrás tampoco los buenos tiempos que se han vivido o que seguramente estarán por venir.

miércoles, 22 de julio de 2015

“-Y bueno, cada uno hace lo que quiere, total…”

Pienso que mucha gente a veces va confundida por la vida con respecto a la forma de ver o pensar sobre algunas posturas asumidas por otros frente a determinadas cosas. Por ejemplo: uno puede pensar que es un estilo de vida adoptar un modo de vestir o de llevar cortado el cabello o, si se quiere, de profesar cierta creencia o ideología. Ahora bien, cuando se habla de tomar una decisión para la propia vida que también, y en forma principal y absoluta, apunta a mejorar y salvar otras vidas, como es el caso de asumirse vegano (o en una primera instancia vegetariano) para evitar la explotación, el maltrato y la muerte de los animales, no se puede asumir la misma manera de verla y pensarla como una (otra) postura (más) ante la vida porque sería reducir demasiado una actitud que excede la mera opción de hacer algo para uno mismo poniéndola al mismo nivel de otras que podríamos llamar “snobs” en donde sí se hace algo, repito, por uno mismo. Dicho de otra forma; sería como no querer o no poder ver y/o entender la totalidad de tal elección (no ver el bosque y quedarse sólo con un árbol) que viene a significar una modificación que se hace en realidad por los demás, en este caso por los animales, y no por uno mismo; aunque de todos modos la mejoría también le toque a quien asuma este cambio alimenticio y de otras elecciones ya que se mejora su forma valorar y modo de alimentación y, de ahí en más, seguramente su vida, toda. Pero volviendo al punto principal, creo que una elección de esta naturaleza no puede ser tomada a la ligera como una postura de vida, como diciendo: “-Y bueno, cada uno hace lo que quiere, total…”, como otra cosa más de las que tantas veces hemos comenzado a hacer (una clase de spinning, por citar algo) para luego dejar de hacer al tiempo; porque se estaría reduciendo a un gusto o a una selección “a la moda” en todo caso (quizás pasajera, porqué no) y no a lo que realmente es: ayudar desde cada uno con el pequeño aporte personal a evitar el sufrimiento, la explotación y el maltrato sobre otros seres vivos resignando gustos y placeres gastronómicos y de otros estilos que pasan a ser reemplazados por otros que no conllevan ningún tipo de perjuicio para su obtención sobre ninguna otra vida; gustos y placeres gastronómicos que quizás no tendrían porqué dejarnos de gustar pero que, repito, ya no nos interesa consumir en pos de colaborar con el hecho de participar en la acción de evitarles sufrimientos a ellos, lo recalco otra vez, los animales. Y tan cierto es esto último, que además define en gran medida lo que hacemos los veganos (y vegetarianos que van camino al veganismo), que resumo la idea dándole cierre diciendo que los animales que dejamos de comer, de usar como vestido, calzado, accesorios de nuestra vida, entretenimiento, etc., no tienen porqué pasar a desagradarnos automáticamente en esas formas en las que antes éramos sus “usuarios”; y en eso consiste lo grande de tal elección: que siendo un placer que antes disfrutábamos ahora elegimos resignarlo en pos del amor por la vida y porque no queremos seguir siendo partícipes de ese engranaje sociocultural tan añejo, provecto y vetusto que ocasiona egoístamente sufrimiento innecesario sobre vidas inocentes que son maltratadas y, en última instancia, asesinadas para el deleite humano.

martes, 30 de junio de 2015

¿Qué haríamos sin la música en nuestras vidas?

Cuando yo me pregunto "¿qué haríamos sin la música en nuestras vidas?" e incluyo en mi interrogante a todos, o al menos no a mí solo, lo hago porque es muy interesante pensar que la música venga a ocupar un lugar tan importante y a la vez tan único en cada uno, que no se compara con nada, pero con nada, ni con la lectura que es también un bien supremo de cada persona que la disfruta y la goza pero que ni en su punto máxime llega a ese lugar tan interno que puede filtrar la música. Ese que solemos decir "me llega al alma"; bueno, ahí, a ese lugarcito específicamente interno y profundamente guardado, es adonde llega sólo ella, y nadie más. Ni el cine, ni la tevé, ni nada. Hay un lugar que sólo está reservado a la música.
Y por eso ella nos hace tan plenos, nos emociona tanto y nos lleva por diferentes lugares a través de emociones que se despiertan al escucharla y sentirla en cada acorde, nota musical, letra y entonación que se nos brinde.
No hay dudas que quien no guste de la música tiene gran parte de su ser dormido, aunque pensándolo bien no puedo entender que exista alguien que carezca de este gusto, tan primordial por otra parte para estimular nuestros sentidos y nuestra vida toda y despertarnos en el real sentido de la palabra.
Si ponemos música para bailar, para reír, para llorar, para limpiar, para correr, para entrenar, para caminar, para pasear, para cocinar, para comer, para escribir, para levantarnos, para acostarnos, para dormir, para manejar, para bañarnos, para veranear, para viajar, para todo, ¡¡cómo no vamos a considerar a esta buena amiga, amante y compañera como algo tremendamente fundamental para nuestra existencia!!
Yo, particularmente, vivo en parte gracias a la música, es decir me alimento y fortalezco a través de ella; y me reconozco un afortunado enamorado de cada sonido que la componga y la acerque hacia mí.
Por eso, gracias por la música, nunca tan justamente expresado como en esta oportunidad. ♪♫

miércoles, 24 de junio de 2015

El tiempo a veces no cura nada.

Si a uno nunca lo han tenido en cuenta, en general y en específico, y siempre se ha estado al costado del camino principal donde pasaban las cosas concretas en determinados contextos, debe ser que así lo harán sentir a uno en los mismos contextos, grupos, recintos, reuniones o como se les quiera llamar, donde se vuelvan a congregar las mismas personas que propiciaron ese sentir.
Y sí, después de todo no hay tanta ciencia en saberse no integrado o fuera de lugar en uno u otro momento de la vida entre unas cuantas personas.
Por eso, no piensen que el tiempo oficiará de reparador de tales estigmas ya que nada de eso sucederá así, y si en otro tiempo pasamos un momentos de incomodidad, de indiferencia, de destrato y de todo ese tipo de cosas que va en detrimento del "sentirse bien", si se vuelve a repetir todo igual, todo igual se repetirá entonces. No hay más. C'est la vie.

miércoles, 29 de abril de 2015

Por todos los animales.

Yo soy una de esas personas que siempre han creído que darle un día, es decir una conmemoración justificada en determinada fecha a un evento, recordación o motivo es un tipo de discriminación sobre ese mismo ítem que se festeja y resalta.
Es cierto que agasajar es un bonito hecho que hace bien "al alma" de quien se encuentra siendo sobrevalorado y de quienes promueven tal efecto, sin dudas. Pero siempre he pensado que si es en un único día al año cuando eventual y estipuladamente se depositan todas las atenciones sobre algo o alguien eso demuestra en cierta forma que el resto de los días de la vida no son merecidas tales contemplaciones. Y no debería ser así.
Quizás peque de exagerado al mirar de esta manera esta costumbre arraigada desde años inmemoriales en todas las sociedades del mundo, pero después de todo cada uno piensa no como quiere sino como el producto de sus experiencias y de su vida vivida le marcan la construcción de sus sentires y pensamientos,
Por eso es que haciendo una excepción (¿?), aunque no creo que así sea realmente ya que todo lo que se hace vuelve a quien lo hace un participativo protagonista de aquello que lleva adelante (idea, costumbre, tradición, etc.) es que hoy SÍ adhiero a esto de celebrar un día; y manifiesto a través de esta entrada de blog todo mi amor y mi contento por poder sentir ganas de expresar que hoy, en el día otorgado al ensalzamiento de los animales, pueda desear no dejar pasar por alto esta fecha sin hacer alusión a todos los bellos seres que existen sobre esta faz de la tierra y que merecen (y aquí no solo hoy sino siempre) ser valorados, respetados, protegidos y amados, porque son vidas de pureza y simplicidad que solo vienen a este mundo a vivir sin hacer mal a nadie, algo que por cierto es un mérito que ya de por si sólo vale cualquier celebración y homenajes continuos; y no solo de un día al año.
Y celebro y termino esta evocación de tipo "efemérides" enalteciendo a mi perro, llamado Boro, que es un motivo perenne de todo lo que acabo de expresar acerca de estos haces de luz que llegan a este mundo, a veces como en el caso de mi compañero animal y como en el de tantos otros que comparten su vida con un/os humano/s, para dar calidad a la existencia personal.
Entonces:
¡¡FELIZ DÍA DEL ANIMAL!!

domingo, 22 de febrero de 2015

Lo malo solo lo será y estará si uno lo permite.

Si yo tuviera que ponerme a pensar en todo aquello malo que me ha sucedido en la vida y que considero feo, horrible y hasta injusto, al igual que cualquier persona enseguida tendría en mi mente muchos recuerdos que vendrían a ser ejemplos de esos momentos o acontecimientos, a no ser que se sea una de esas almas tocadas por algún mágico destino en donde nada malo me hubiera pasado jamás; algo que, por cierto, ya se sabe que jamás se ha dado con ningún ser humano. Pero siendo coherente, al menos con mi forma de ver y vivir cada segundo de mi existencia, la verdad es que debo decir que viendo los sufrimientos de seres que padecen realmente todo tipo de dolores, agravios e injusticias es que paso y tomo el camino de  fortalecer mi vida y atenerme a las consecuencias que de ella se desencadenen, sabiendo que serán solo experiencias que se vivan, con mayor o menor intensidad.
Y todos vivimos tiempos difíciles en nuestra vida, eso es indudable, y cuando adoptamos una postura de hacer de eso una constante, y hablo de hacerlo desde la recurrencia del sentirse protagonista de tales males y no desde el lugar de padecerlos realmente ya que hay una enorme diferencia entre una cosa y la otra pudiendo en la primera abstraerse uno de lo malo adoptando una postura más positiva ante la afrenta y en la segunda donde "no hay tu tía" ya que si se padeden los agravios se padecen y a veces no hay forma de frenarlos, es que estamos equivocando nuestro camino delegando nuestras fuerzas y nuestro escudo ante lo que venga a atacarnos.
Por eso, si nos movemos en campos de energías negativas, externas a nosotros, y queremos despojarnos en primera instancia de todo eso malo que estamos viviendo, lo que deberemos hacer es dejar fluir nuestro interior, nuestro Ser, hacia campos de energía limpia, luminosa y positiva que en primera instancia solo encontraremos dentro de nosotros mismos.
Es así que no seremos conscientes, por así decirlo, de males que nos quieran rozar y lastimar en cualesquiera de sus formas, porque quien se sabe alejado energéticamente de quien lastima y hiere, aunque esté físicamente muy cerca, es alguien que no será un blanco vulnerable de ser agraviado.
Porque pensemos en todas las personas que realmente sufren y no tienen a quien pedir ayuda ni auxilio inmediato por motivos evidentes y entonces nos daremos cuenta que siendo nosotros los dueños de nuestra vida y nuestras decisiones es que debemos ser también los protagonistas de nuestra defensa, indudablemente. Luego, entonces, si es necesario, recurrir al pedido de ayuda que necesitemos para que, continuando con el protagonismo de nuestra vida, podamos hacer lo que querramos con ella.
Entonces, que cuando debamos recurrir al pensamiento desgastante y oprimente de identificar nuestros males, dolores y sinrazones solo podamos ver que de haber estado han sido manejados y redireccionados bien lejos de nosotros por nuestra propia desición va a ser algo que vendrá a sellar tales pensamientos en forma positiva transformando este abordaje de pensamiento en una paleta de colores de la tonalidad de cualquier vida que vive y que, como tal, experimenta a cada paso diferentes sensaciones y nada más que eso. Lo malo, solo lo será y estará si uno lo permite. ¡No lo perdamos de vista!