martes, 19 de noviembre de 2013

El impulso suicida.

Desde el impulso se puede hacer muchas cosas, incluso quitarse la vida. Ese momento en el que todo pierde sentido, valor y oportunidad de encarar algo y de enfrentarse, es un pozo en el que todos podemos caer y en el que algunos tienen más predisposición que otros, sin dudas, y por eso las cosas suceden.
Es éste un escrito desde el impulso también ya que al enterarme de una noticia que no tocaré en absoluto más que permitiendo expresarse a mi impulso me he sentido fastidiado y ofendido con el universo, y por un instante me permití enojarme con el mundo, con la vida, o quien sea que deba asumir mi enojo como una descarga contra él o contra ella, ya que si el mundo y la vida son tan variados y hay tanto por descubrir y aprovechar, y en definitiva por vivir, ¿por qué entonces están quienes caen bajo las redes de dejarse atrapar por el impulso suicida?
Es desahuciante y complicado asimilar y entender para quienes participamos de una noticia de esta magnitud, aunque sea a distancias físicas y emocionales enormes del lugar y la persona que protagoniza tal desafortunado intento que más allá de ser fallido o no es una mierda de desencadenante al cual se ha llegado por tales o cuales motivos que no nos toca a los que lo vemos de afuera juzgar ni tratar de encontrarles la solución, que uno no puede mantenerse inmutable o inmune ante el cimbronazo que produce tomar conocimiento de la misma.
Todo se vuelve tan oscuro, apagado y aplastante ante estas manifestaciones humanas que intentan acabar con la vida de una persona, que aparecen -inmediatamente de enterarse de lo sucedido- muchas sensaciones y manifestaciones -ahora en carne propia- como dolor, bronca, indignación, desazón, angustia y todo lo que de una forma u otra oprime el pecho.
Hay que rever cada vida, ya hablando de todos en general y de nadie en particular, para tratar de estar fuerte, siempre, y saberse acompañado por nuestra fortaleza; porque tratando es que se consiguen las cosas a las cuales se intenta llegar y porque asumiéndose débil, indefenso y pequeñito en este mundo duro, hostil y enorme es que contaremos al menos con un arma más ante estas caídas en los abismos de la vida que intentan arrojarnos y llevarnos, sin más, hacia la muerte.

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