sábado, 21 de noviembre de 2015

¡A brillar!

Siempre,
siempre, siempre
quiero sacar lo mejor de mí
porque sé que sacando eso que me hace brillar
seguramente haga brillar
o al menos contagie con la luz de mi brillo
a los demás.
Y si a veces siento
que no se me permite hacerlo
porque las cosas se van dando así
asumo que todo ese brillo que en ese determinado momento debió seguir oculto,
guardado o frenado
va a tener su momento para despuntar
y ahí sí encandilar a quienes se permitan verlo;
porque aclaremos
que cuando, en teoría, uno no brilla
no es porque hayamos dejado de hacerlo,
ni mucho menos,
sino simplemente porque los demás no quieren
o no pueden
vernos brillar.
Por eso:

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