jueves, 29 de septiembre de 2011

El que mata NO TIENE QUE MORIR!!


Pocos temas son tan escabrosos como la pena de muerte. Y el término escabroso muchas veces se utiliza en temas en los que se puede abordar su análisis desde diferentes posturas, y si bien con este tema también puede darse de alguna forma un análisis desde diferentes lugares, en realidad y por una cuestión lógica hay que abordarlo con la finalidad suprema e inamovible de tratar de llegar a la meta de que no se ponga en práctica bajo ninguna circunstancia, en ningún caso, en ningún lugar del mundo.
Hay varios países que contemplan dentro de sus leyes el uso de la pena de muerte y de hecho la usan a menudo. No tengo idea de cual será la vara a nivel internacional, es decir la que usan todos las naciones que tienen previsto este tipo de condena dentro de sus juicios, para medir el grado de delito que mande a un acusado a esta pena capital dando por hecho que debe ser la muerte ocasionada a otro individuo. Y si tenemos en cuenta y vamos a los hechos, podríamos afirmar que no es considerable que se aplique la misma a alguien que ha cometido un hecho que se juzga y pena con el mismo accionar, el de matar entendiendo como he dicho que sólo se aplique la pena de muerte a quien mata a otra persona y como penalidad máxima y por tal motivo, excepcional en su uso aunque no resulte realmente así en las naciones que la ejecutan, ya que sin ánimo de caer en expresiones tan trilladas vale decir en este momento que esto remite a la vieja ley del Talión y su “Ojo por ojo, diente por diente”, comentario que siempre viene bien para casos como este.
Pero no. No creo que esa sea la solución, es decir matar a quien mata, ya que de ser así representaría un retroceso ante el avance que se ha ido gestando en las diferentes sociedades a nivel mundial, muchas de ellas, orgullosas de considerarse dentro de las primeras potencias del mundo a niveles de DD. HH., tecnológicos, educativos, financieros, etc.

La vida es el bien más preciado y debe ser valorado, conservado y protegido siempre, ante cualquier indicio de peligro o crueldad que provenga ya sea de una persona, organismo o como en este caso, de una ley que ya debería dejar de utilizarse por atroz y obsoleta.
Si de castigar delitos se trata hay muchas y diferentes penas para tratar todos y cada uno de ellos, ya sean de menor o mayor envergadura pero nunca debemos apoyar, desear ni aprobar la utilización de esta pena. Es más, debería darnos miedo, aprensión y vergüenza pensar que en la actualidad se contempla y hace uso de la misma en algunos lugares.

Es un tema muy amplio del cual se ha dicho mucho y se seguirá diciendo cada vez que, como ha ocurrido por estos días, llegue la noticia de que alguien como Troy Davis en los Estados Unidos, fue condenado a la pena de muerte por el asesinato de un policía en el estado de Georgia en 1989. Son las víctimas de este tipo de ejecución, tan nefasta y asquerosa que no encuentra asidero en otras palabras más que en las de este tipo, las que nos conmueven en diferentes momentos cuando nos enteramos que sus muertes programadas se llevan a cabo. Después generalmente con el correr de los días nos vamos olvidando hasta recibir la nueva noticia de que alguien más fue penado a morir.
Lo alarmante es que este tipo de decisiones son o "deben ser" consideradas parte de la Justicia porque se dictaminan y resuelven en el ámbito judicial y en ningún otro lugar, pero teniendo en cuenta la atrocidad que reviste su uso poco pueden ser consideradas como actos de justicia, al menos por mi parte y la de gran parte de cualquier ciudadanos de bien.

EN TOTAL DESACUERDO CON LA PENA DE MUERTE CONDENO DESDE MI BLOG SU UTILIZACIÓN Y ME UNO AL DESEO DE TODOS LOS CIUDADANOS DEL MUNDO QUE BREGAMOS PARA QUE LLEGUE EL DÍA EN QUE NO PUEDA SER APLICADA A NADIE MÁS, NUNCA MÁS.

1 comentario:

el mursa dijo...

Por supuesto que estoy a favor de tus palabras. Pero para entender a quien piense distinto, que aquel que mata debe morir, Videla, Barreda y la Hiena Barrios deberían ser alcanzados por esta pena. Y al que maneja por sobre el límite máximo permitido y pudo matar a alguien, ¿deberíamos someterlo a una experiencia cercana a la muerte? ¿Y al que roba? Me ahorro la consulta del violador.