lunes, 30 de septiembre de 2013

Cansancio en la propia fortaleza.

Me he dado cuenta que cuando más guardo sentimientos encontrados en mi interior sin permitirme expresarlos a diestra y siniestra es cuando más cansado me siento, físicamente hablando, y creo que se debe a que internamente hago un arduo trabajo de auto-contención para no dar curso a eso que experimento y que si no lo verbalizo es porque creo que además de saber que no es lo más oportuno hacer, sé que de hacerlo significaría -quizás- un desgaste físico y emocional aún mayor.
El hecho es que seguramente a muchos también les pasa que, de sentirse fortalecidos frente a la contundencia de la determinación de seguir un curso ante determinadas posibilidades, se sientan a la vez debilitados en otro aspecto y esa debilidad se haga evidente por sobre la fortaleza ya citada que quizás no sea otra cosa que cierta debilidad que se transforma en fortaleza al poder ser manejada, postergada y quitada de nuestra intención de reacción, para actuar lo más loable o pacíficamente posible.
Por eso, el cansancio que se siente en lo físico, se experimenta de manera real, y se manifiesta en determinados momentos hasta en dolores y contracciones corporales, puede ser tranquilamente un resabio de otra cosa que poco tiene que ver con el real aplomo que expresa nuestro cuerpo.

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