miércoles, 30 de noviembre de 2016

Lo que pase por la cabeza, sin tamiz alguno.

Es un hecho que en las redes sociales se puede ver que la gente no pone filtro alguno a sus publicaciones, quizás amparada en ese anonimato que protege o en la privacidad pura y exclusiva del momento del tipeo de lo que escribe, no teniendo en cuenta que luego eso mismo podrá ser leído por gran parte de sus seguidores o por todo aquel que por mero accidente ─virtual─ llegue hasta esa publicación.
Tal es así que sin maldad alguna seguramente y ─estimo yo─ por el mero hecho de desestructurarse y desbocarse, que se puede manejar ante lo que se desea expresar, es que muy a menudo me siento impotente al ver idioteces y burradas tan grandes como la falta de intención de provocar esta sensación en los demás (en mí), innegablemente, de quien las escribe sin tomar dimensión exacta de lo que está diciendo.
En fin, las redes sociales ─ya sabemos─ están para que todos podamos expresarnos sin ningún reparo y para que el único freno que tengamos seamos nosotros mismos; y de ahí en más ¡qué Dios nos ampare, si es que creemos en Él, o que el Universo nos proteja!

No hay comentarios: