martes, 29 de mayo de 2012

Olores que saben a recuerdos.

Cierto olores me recuerdan momentos y situaciones de mi vida que ya he vivido hace muchos años y que por lo tanto, y a través de ellos, vuelvo a vivir  en el recuerdo al que me traslada ese aroma que me transporta alejándome del tiempo presente, al menos, por esos breves instantes.
Y en esos recuerdos se evocan diferentes capítulos de mi vida y diferentes instantes que muchas veces me llevan a horas compartidas con alguien a quien quizás, si yo le contara mi recuerdo podría transportar también (o no) hasta ese momento en el que, producto de algún aroma que me resultó extremadamente familiar y/o singular, me encuentro yo.
Y es que esos olores que no se sienten todos los días o (me corrijo) que sí se sienten a diario, pero no en el momento preciso en el cual se huelen diferente y se perciben de otra forma para ser abstraído por ese recuerdo olfativo, es un medio más de experimentar y fijar los recuerdos de cosas que al encontrarse pensando en ellas nos llevan a pensar que por distantes y poco trascendentales en muchos casos, si no hubiera sido por este efecto provocado por el olor que nos llevó hasta ahí, jamás hubiésemos vuelto a reparar en ellas.
La vida está llena de recuerdos ya que precisamente todo lo que se dio a partir de este segundo para atrás, por ejemplo, ya ha pasado a serlo y es un buen canal para volver a experimentar aquello que nos dejó alguna marca en nuestra vida que se plasma ahora en el recuerdo que aparece y nos lleva hasta ellos y que nos permite revivir todo lo que quizás estaba ahí guardado para volver a nosotros bajo la forma de recuerdo.

No hay comentarios: