lunes, 21 de mayo de 2012

Tiempo al tiempo, nuevos veganos.

Como todo lo nuevo en la vida de alguien cuando uno decide hacer un cambio radical en su vida como el que representa la alimentación y la forma de vida y de enfrentarse a las decisiones que se toman con respecto a las elecciones que se lleven adelante desde el momento en el que se comienza a ser diferente a como se venía siendo (ser diferente por adoptar otra filosofía de vida, a eso me refiero), es natural que a veces todo parezca muy difícil y/o complicado para mantener y seguir llevando a cabo, pero a no desesperar que todo es más sencillo de lo que parece y eso que en un primer momento cuesta muchísimo interiorizar y hacer parte de uno, con el tiempo y a medida que vamos (valga la redundancia) interiorizando en nuestra vida, se hace algo común de todos los días y que no requiere de un esfuerzo ni concentración especial para llevarlo adelante.
Nos ha pasado a los veganos que en una primera instancia (algunos, quizás no a todos) tuvimos que estar alertas a leer todo los rótulos de los productos que consumíamos y usábamos para diferenciar cuales eran los que estaban hechos sin ningún componente de origen animal, así como estar siempre teniendo en cuenta que muchas de esas cosas (dulces generalmente) que comíamos y que pensábamos que no podían tener derivados de animales en sus ingredientes tenían huevo, y por tal motivo este punto específico requería de un estado de alerta que nunca debía decaer o relajar para no encontrarnos sorprendidos consumiendo algo que no correspondía de acuerdo a la forma y pensamiento que adoptamos con respecto al respeto y promoción desde nuestras elecciones a la defensa de la vida y la existencia animal.
Es cierto que aún, es menester de los veganos de toda una vida, seguir ojeando los componentes que forman parte de los ingredientes de productos cuando éstos son nuevos para uno o cuando no se tiene la absoluta certeza de que son aptos para el consumo vegano.
Pero es más fácil de lo que se ve y se cree al principio, definitivamente; y cuando alguien va renovando su heladera y alacenas o aparadores (los que hay dentro de ellos) y ya está canchero y acostumbrado a elegir productos que no tengan sustancias animales, todo es más descontracturado y nos permite relajarnos y saber que estamos consumiendo de acuerdo a nuestra elección de vida y para sentirnos (nosotros) y hacerlos sentir a ellos (los animales) con una mejor calidad de vida que nos incluya a todos dentro del respeto y la estima que cada especie se merece, sin ser inferior o superior uno por encima de otra.

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