viernes, 26 de octubre de 2012

No hay derecho a abatirse por nimiedades. ¡NO!

Transitando una semana abatida y marcada por una congestión total de mi cuerpo a nivel gripal, virósica y de por sí muy incómoda, hubo un momento de ayer jueves donde me dio ganas de romper algo, hacer una descarga como sea (no supe como) o sencilla y figurativamente ponerme a llorar producto de la desazón de estar atravesando por este triste y molesto estado corporal que comento.
"Esto de estar hace 4 días, para 5 ya, y seguir con malestar y dolencias por todo el cuerpo no es justo", pensé.
Pero al instante, y quizás por eso no supe como llevar adelante esta descarga que necesitaba hacer, recordé, vino a mi mente, pude darme cuenta a tiempo y tuve la iluminación de representar en mi mente una fotografía de una mujer de mediana edad que vi navegando por Internet hace varios días atrás -pudiendo ahora valorar las cosas por lo que realmente son-, en la cual se puede apreciar a dicha mujer sonriente, y después de su hermosa sonrisa (bella de verdad), también puede verse que está calva, le falta una mama y tiene una enorme cicatriz que da prueba de que le han extirpado un pecho; y toda esta imagen, que ya de por sí sola dice mucho sin necesidad de palabras, acompañada por una leyenda que dice lo siguiente: "Mientras tu lloras por tu cabello largo o corto de más, por ser gordo o flaco de más, por tener los pechos demasiado grandes o pequeños, o por cualquier otra cosa trivial... ELLA SONRÍE POR ESTAR VIVA! Y apuesto que vive más Feliz que tu!
Por todo esto, afortunado soy de padecer sólo una gripe que, días más días menos, en breve se irá alejando de mi organismo.
No tengo derecho, como persona que busca continuamente no vivir independientemente alejada y abstraída de todo lo (doloroso) que pueda pasarle a los demás seres vivos, a quejarme o abatirme por algo que si llegó, debe haber sido por algún descuido mío y nada más.
Repito, por todo esto afortunado de mí, y agrego, que este tipo de informaciones y cosas que veo y de las que tomo conocimiento no pasen desapercibidas por mis ojos ni por mi corazón.

¡No hay derecho de ser tan pueril y egoísta apenándome por boludeces!!! ¡No lo hay!!

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