miércoles, 23 de enero de 2013

Estamos conectados.

Iba caminando esta mañana por una vereda de la ciudad de Buenos Aires y en un momento me detengo a esperar a Boro, mi perro, y apoyo mi brazo en la barandilla de una de esas verjas altas que hay en algunas esquinas para proteger a los transeúntes en caso de accidentes automovilísticos; y en eso, en un determinado instante, una mariposa hermosa, parecida a la que ilustra esta publicación, se posó en el dorso de mi mano -la del brazo que sostenía apoyado sobre el cerco- por fracciones de segundos, descansó, y luego se alejó volando.
¡Qué hermoso! ¡Qué conectados estamos todos los seres vivos en el universo! Esto pude experimentar y sentir mientras sucedía lo narrado.
Y así es, esto viví y sentí en un momento en el que creo que estaba en cualquier cosa menos en el tren de observar y relajarme, y por eso lo mágico y maravilloso de este "encuentro".
La verdad, no salgo de mi asombro al caer en la cuenta, repito, de lo conectados que estamos todos los seres vivos del planeta. Fascinante.

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