jueves, 24 de enero de 2013

Una mirada que llevaré conmigo mucho tiempo.

Si bien ya lo he comentado en una publicación que hice en mi muro de Facebook, creo que merece la reiteración -de acuerdo a mi modalidad de ser y vivir la vida en pos de proteger a través de mis acciones, y promocionar a través de mis redes sociales y mi blog, a todos los animales- el hecho que me sucedió en el viaje de regreso de mis vacaciones, el martes 22 de enero del corriente año.
El tema es así. Íbamos viajando en la ruta, cuando de repente nos acercamos hasta un camión que transportaba vacas, que sin lugar a dudas y como ocurre diariamente iban rumbo al matadero, y al adelantarnos y pasarlo, yo, que viajaba en el asiento del acompañante y por tal motivo podía ir más relajado observando el paisaje y lo que sucedía a mi alrededor, pude cruzar una mirada, una mirada real, con una vaquita, la que iba ubicada en último lugar en ese acoplado que las trasladaba, amontonadas y hacinadas bajo el rayo del sol y el intenso calor que hacía ese día.
En ese momento, y ante esa mirada cargada de incertidumbre, miedo, incomodidad y todo lo feo que alguien pueda experimentar, comencé a sentir algo triste y feo yo también; ya que para mi, que entiendo que ellos, los animales, al ser llevados rumbo al matadero saben que nada bueno les espera -de hecho está comprobado que llegan en un estado de estrés y desconcierto absolutos- fue una experiencia de lo más frustrante y desagradable haberme comunicado visualmente con este indefenso animal y no poder haber hecho nada más que seguir viaje rumbo a mi casa, en Buenos Aires, sabiendo en donde, o mejor dicho "en que" terminaría el de ella.
Por eso, renuevo, reasumo, reafirmo y vuelvo a elegir esta forma de vida que adopté hace tiempo en donde no me considero, junto al resto de los seres humanos, él único ser vivo que tiene derecho a la vida y a la felicidad, sino que por el contrario asumo y proclamo la idea de que todos los seres vivos -con sistema nervioso central, si se quiere, para ser más específico, que es aquel que nos hace poseedores de sentimientos de emoción, miedo, tristeza, felicidad, amor, etc.- podamos vivir plena y libremente sin la eterna y constante presión de que nuestros días estén contados, sólo para el hecho de satisfacer los placeres de los hombre y mujeres que hacen uso de ellos para comer, vestirse, divertirse y desvalorizarlos, cuando por otro lado quizás después se paseen con un perrito, un gato, un hurón -o cualquier animal que se ponga de moda- y se hagan los protectores y amantes de los animales.
O se protege a todos, pero a T-O-D-O-S, o se hace una revisión de los propios valores para tratar de entender que las cosas a medias, las medias tintas, no sirven.

No hay comentarios: