martes, 29 de enero de 2013

¿Y si alguien se propone como única meta en su vida ser feliz?

A veces, la vida se toma de una manera trágica, cuando no del todo negativa, y muchas veces quienes adoptan esa modalidad para llevar adelante sus días, no conciben bajo ningún aspecto la idea de que, al menos, probando asumir otro papel opuesto al que asumen, las cosas pueden ser diferentes, y mucho, pero mucho, mejores; por supuesto.
Es sabido que quien padece de diversos males (no pensemos acá solamente en enfermedades o males físicos -dolores-, como generalmente solemos hacer cuando aludimos a esta palabra) muchas veces no puede, de manera sencilla, ponerse a pensar en cosas que arrojen un saldo positivo, ni tampoco a mirar todo aquello que nos rodea como algo de lo que se puede sacar algo positivo también, pero lo cierto es que si siempre se ahonda en el sufrimiento y en lo malo y negativo de la vida, en cierta forma se está llamando a eso de lo que se reniega y se lamenta en lugar de alejarlo, en primera instancia de la cabeza, del pensamiento personal.
Por eso, aunque cueste y resulte complicado tratar de enfocarse en una luz positiva, cuando todo es oscuridad en determinado momento de la vida, es necesario hacer el esfuerzo para lograr aferrarse, al menos con las últimas fuerzas que queden, a esa luz de esperanza y felicidad que seguramente está aguardando; porque no todo puede ser feo, triste, negativo y oscuro en la vida de las personas.
De cada uno dependerá, entonces, salir de su propio lugar de sufrimiento y apostar al hecho de ser, al menos una vez en la vida, uno de los que se propongan como única meta y como único fin en su vida, ser feliz.
Lo demás, todo eso que podríamos decir que forma parte de lo bueno y lindo de la vida, vendrá después como complemento de esta primordial primera elección.

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