lunes, 14 de octubre de 2013

Me dijo que era algo de "otro plano".

Cada tanto me encuentro con personas que salen de lo común del resto por lo que terminan contándome o por como se expresan luego de unos minutos de hablar, producto de que ambos vamos con nuestros perros, que se huelen, y entonces ahí deriva la posterior charla.
Hace un par de noches atrás, en la bajada final de Boro, mi perro, fue Flavia, de más de 50 años, que terminó contándome que fabulaba (yo lo sugiero aunque ella, en la duda de la veracidad de lo que contaba, lo contempló también) que algunas veces le ha pasado que sus animales, específicamente a sus gatos (le ha sucedido con varios a lo largo de su vida, dice), les sucede una transformación inexplicable y aparece otro, como clon (ella utilizó esa palabra) del auténtico que tiene; hasta el punto de que la última vez fue que su gato macho (el actual que vive junto a ella y su perra, la que paseaba cuando nos encontramos) fue misteriosamente "cambiado" por otro idéntico que resultó ser hembra y que ella luego de verlo raro en su comportamiento lo revisó y la descubrió del sexo opuesto al que en verdad correspondía.
Suena bastante a delirio, pero que se yo, no quiero juzgar a nadie por nada que no sea perjudicial para con los demás y en este caso ella lo comentaba no sintiéndose traumatizada por lo que le había sucedido y se otorgaba y me otorgaba la posibilidad de que todo fuera parte de un sugestión suya (me extrañó que planteara este punto pero lo hizo, algo que descartaba una locura galopante ya que ella misma dudaba en cierta manera de lo que narraba).
Y por supuesto que ya que estábamos en tren de hablar le pregunté si entonces se había quedado con la gata en lugar de su gato así, sin más, y me dijo entonces que luego, al día siguiente, la gata volvió a ser el gato (macho), aunque sin mucha explicación de como fue el nuevo cambio o transformación, algo que me hizo verla medio desconcertada en su relato, siendo éste el único momento en el que tambaleó en la seguridad de todo lo que me narraba.
Finalmente terminó diciéndome que toda esta experiencia radicaba, según lo que ella comprendía, en una vivencia y manifestación de alguna forma de mensaje desde "otro plano" (así lo contaba ella) que se materializaba en su animal.
En fin, me he limitado a contarles esto que presencié y que hizo de esa bajada algo diferente a las de todos los días ya que hay algo que no podemos negar y es que esta Flavia en cuestión tenía un bagaje de historias, y porque no fábulas personales, que seguramente necesitaba contar o hablar con alguien.
Ahora, vaya a saber porque entendió que lo podía hacer conmigo, ¿no? Bueno, no sé; eso quizás sería tema de otra entrada.

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