lunes, 17 de febrero de 2014

La Industria Lechera.

Reflexionando un poco acerca de la necedad humana y del snobismo y el egoísmo en el que caen presas muchas personas me apeno un poco más que de costumbre, que cuando voy por la vida sabiendo de esta sinrazón pero dejándola de lado, momentáneamente, en el trajín del común de los días.
El punto es que al volver sobre esta noción recrudece en mí esa herida que no hay manera de sanar completamente y que, a pesar de ir colaborando con una gotita de agua en ese mar de ayudar en la causa de proteger desde todos los flancos a los animales, está y crece cada día al tomar conocimiento de nuevas (nuevas para mi) injusticias que se comenten en diferentes lugares y que son avaladas por los seres humanos.
La industria de la leche es de las que más me estremece el corazón por un lado e incentiva mi fuerza para hacer cosas por los animales por el otro. Me estremece, sí, más no frena ni amedrenta mi determinación ya que, ante cada maltrato y atropello contra la vida inocente y buena de cada ser que es torturado hasta que no puede más y entonces -bajo condiciones paupérrimas- es trasladado a su espantoso final, reasumo el compromiso de no abandonar nunca la causa de amor, compasión y respeto que les devuelva la dignidad que la misma humanidad (gran parte de ella) les quita cada día desde hace más de 2.000 años.
Y hago hincapié en la industria lechera porque muchas veces es la que se piensa como la menos perjudicial de todas las que lucran con la vida, el esfuerzo y el sometimiento de los animales; pero que es sin dudas de las más (sino la más) crueles de todas estas empresas llevadas adelante para satisfacer necesidades creadas para el lucro, que podrían quitarse de las costumbres humanas sin significar absolutamente ningún desmedro en la calidad de vida de las personas.
La leche y sus derivados significan dolor, miedo, desgarro ante la separación de madres e hijos, tortura, sufrimiento y finalmente asesinato, matizado bajo la denominación de muerte de cientos de miles de "cabezas de ganado"; así denominadas partiendo de la despreocupación que muestra el hombre por "eso" que le sirve como materia prima para obtener lo que quiere, y desmereciendo, discriminando y haciendo referencia de esta forma y con esta triste denominación a una despersonalización (sé que no son personas las vacas pero sirve para la idea que expreso en este momento de mi relato) que fundamenta el posterior maltrato y humillación llevado a cabo en estos campos de concentración de trabajo forzoso y esclavo sobre las vacas.
Nuestro cuerpo no necesita más de la leche una vez que abandona la etapa de la lactancia materna, y hablamos de que no necesitamos de la leche materna, es decir de la de nuestra madre, ese ser vivo de nuestra misma especie. Entonces si no necesitamos más de la leche de nuestra progenitora, una vez que crecemos y nuestro cuerpo y organismo evolucionan, ¿por qué habríamos de continuar tomándola ¡¡Y DE OTRA ESPECIE DE SER VIVO COMO ES LA VACA!! por el resto de nuestra vida?
Se ha comprobado que el tomar leche regularmente no es positivo para el organismo y que todo lo que la publicidad engañosa, que tiende a fomentar la compra y el consumo de este tipo de productos, nos dice no es tal. Es decir, que afirmar que son beneficiosos para la flora intestinal, los huesos, y todos los enunciados enumerados de los que se hace gala que proveen los lácteos con su consumo no es otra cosa que estrategias de venta y nada más. Por otra parte teniendo en cuenta que cada vez más productos químicos y agregados (que se alejan de lo natural y lo puro) inundan estos productos que aparecen sin parar, uno tras otro superándose, supuestamente, en calidad y beneficios ¿nunca se preguntaron como es que la leche que hace 30 años se consumía en sachet y que no tenía otra alteración más que ser "entera o descremada" o los yogures que sólo se podían encontrar "de frutilla o de vainilla" no podrían nunca haber cambiado y trocado su forma y composición para pasar a tener actualmente más de 10 o 15 presentaciones diferentes en sus fórmulas y beneficios sin dejar de perder su carácter de naturales? Link para ver más sobre este tema de la leche y la salud humana.
No nos engañemos y que no nos tomen el pelo, por favor, no es necesario ser un erudito para darse cuenta de que esas leches y esos yogures nada bueno pueden significar para el cuerpo humano después de tantas mutaciones y transformaciones llevadas a cabo sobre su composición.
Por todo esto me entristece saber que esa industria que genera tantos productos, porque tiene un amplio mercado que los está esperando, los consume y los celebra en cada nueva aparición, hace que se vuelva sumamente difícil y complicado luchar contra esos molinos de viento que representan las costumbres arraigadas en las sociedades del mundo, costumbres que por tal arraigo requieren de mucho tiempo para ser despejadas, concienciadas y, eventualmente, modificadas.
Pero ya se sabe que todo lleva su tiempo y, por eso, con que sea un cambio o una toma de conciencia que se den y se lleven a cabo cada tanto ya habrá valido la pena tanto insistir, estar difundiendo y seguir abocados a la tarea de hacerles el mundo más justo a todos, seres humanos y animales, ambos con un sistema nervioso central que nos hace capaces de sentir tristeza, alegría, emoción, dolor, sufrimiento y pánico ante una situación que indique que seremos maltratados y reducidos, contra nuestra voluntad, a la miseria del sufrimiento; algo para lo cual no se requieren de mayores capacidades que las recién nombradas para darse cuenta y comprender que todo lo que venga después será horrible.
Tengamos presente entonces que es la industria láctea de las peores y de las más despiadadas en su proceder con los animales y contemplemos esta verdad al momento de elegir y optar por un tipo y estilo de producto.
Un momento de gusto o sabor personal no justifican tanto dolor y sufrimiento en vidas puras e inocentes. Piénsenlo.

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