Desenlace fatal de la búsqueda en el edificio de Bartolomé Mitre 1232.

Finalmente terminó la búsqueda del señor que se encontraba desaparecido, y que se suponía, bajo los escombros del edificio derrumbado de la calle Bartolomé Mitre al 1232 en el barrio porteño de Monserrat.
Sin ánimo de ser fatalista, este triste desenlace era algo, de una forma u otra, previsible teniendo en cuenta la edad del señor en cuestión y la ausencia que se prolongaba desde ese viernes (4 de noviembre de 2011) fatídico hasta la fecha.
Lo triste, más allá de toda pérdida económica y afectiva y nunca más literal que en este caso, de la propiedad privada, vivienda personal, techo o como le queramos llamar, es que a esto se suma LA PÉRDIDA DE UNA VIDA. Algo tremendo sin dudas que no puede quedar como un dato más de lo que nos deja este derrumbe, producto de la imprudencia de varias partes intervinientes en este tema de la edificación y excavación en terrenos linderos a edificios con cierta cantidad de años que deberían ser tratados (cuidados) de otra manera.
Y digo de otra manera ya que se nota que la forma en la que se llevan a cabo todo este tipo de construcciones en la ciudad, por el momento no contempla el entorno y sólo trabaja y apunta a la obra que están realizando sin medir las consecuencias que ésta puede llegar a provocar en el contexto visual y edilicio (de estructuras) del barrio en el que se desarrolle.
No importa el lugar, cualquier barrio puede ser víctima de este tipo de anomalías que se registran, lamentablemente una vez que han decantado en algo fatídico, tanto en una zona o área de la city porteña como en otras. Basta recordar el caso del  gimnasio ubicado en Mendoza y Triunvirato en Villa Urquiza, allá por el mes de agosto del año pasado, que producto de una obra en construcción realizada en el terreno vecino sufrió un derrumbe, para citar otro caso a modo de ejemplo.
Todo muy triste, todo muy trágico. Y hay responsables, o al menos debería haberlos.

Yo, como un simple ciudadano que se expresa libremente desde su blog, pienso que como primera instancia y adhiriendo al dolor y pedido del hijo del señor Isidoro Madueña, tristemente encontrado sin vida después de días de búsqueda, Mauricio Macri debería saber que hacer a partir de ahora. No sé si soy claro.