miércoles, 31 de julio de 2013

No sólo no la levantó sino que se cagó en los que sí lo hacemos.

Otra vez la gente mala. Porque no hay otra forma de definir determinados tipos de actitudes en algunas personas.
Caso recurrente en este último tiempo en mis redes sociales y en alguna entrada de blog publicada hace apenas unos días el que vivo nuevamente en la plaza y ahora comparto acá.
Un hombre joven, con mameluco de médico o practicante (para el caso es lo mismo), con un labrador que hace sus heces, en cantidades proporcionales a un perro de ese tamaño, no levanta las mismas. Entonces yo, otra vez (lo seguiré haciendo cada vez que tenga oportunidad) me acerco y le ofrezco un bolsa para que recoja eso que le corresponde no dejar en el piso.
A todo esto me dice que no, que como él ve que hay mierda en el piso, alegando que nadie la junta (y acá exageró ya que si bien son muchos los desubicados que no recogen las deposiciones de sus animales también están los que como tantos otros y yo sí lo hacemos) piensa dejarla ahí ya que de hecho siempre lo hace de esta manera. Acto seguido, no esperando yo, por mi parte, tal respuesta de este mamerto, y con claros signos de estar absolutamente sorprendido ante tal desfachatez humana, le pregunto sin salir de mi asombro si en efecto no iba a aceptar finalmente mi bolsa, y el susodicho me responde que no, y se aleja, con cola de paja, me di cuenta, pero para el caso que importa si lo importunó mi aparición; más teniendo en cuenta que siguió en su tesitura de cagarse, literalmente, en mi y en todos los que sí hacemos lo que debemos con respecto a este tema.
Por eso, otra vez lo comento, lo comparto y le dedico una entrada de mi blog ya que nunca dejaré de admirarme negativamente, por supuesto (como sinónimo de horrorizarme), ante tanta desidia, falta de respeto, idiotez, e hijaputez humana.

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