lunes, 5 de marzo de 2012

El miedo.

¿Cómo definirlo si cuando pensamos en él o intentamos darle forma es porque seguramente ya nos ha invadido por completo dejándonos desconcertados?
Veo al miedo como una sensación que en realidad deja de serlo para pasar a ocupar el lugar preponderante de nuestro cuerpo en el momento que aparece.
Es
 a mi entender algo así como un estado que se funde y explota en primera instancia en nuestro interior y rápidamente, y a medida que avanzan los segundos, se va extendiendo por todo nuestro ser apoderándose por completo de quien lo está experimentando.
Es ese estado que bloquea, que paraliza (en diferentes grados) y que se da ante situaciones adversas, que nos sorprenden o que a pesar de ser evidentes no las esperábamos. Es de las peores cosas que le pasa a la gente ya que las reacciones ante él pueden ser desde simples sonrisas, posteriores al inicio del mismo, hasta fatalidades que deriven en cualquier tipo de tragedias.
Son muchas las formas en las que se materializa frente a nosotros y dentro nuestro, y sus presentaciones pueden ser tan disímiles entre sí que sería muy difícil e imposible enumerarlas a todas, aunque todas terminen provocando lo mismo al momento de comenzar a percibirlo y encontrarnos sumidos en su estado.
También se puede decir que el miedo es un síntoma (síntoma entendido como aviso) 
de algo que puede ser una alarma en quien lo siente frente a determinada situación; y visto desde este lugar, no deja de ser además de una experiencia traumática y negativa, un reflejo que, por hacernos caer en la cuenta de algo, podemos considerarlo positivo.
Pero los miedos y todas sus infinitas versiones no pueden englobarse en un solo canon ya que sería ridículo pretender tratarlos a todos de la misma manera.
Quedémonos con la noción de que si aparece es por algo y que de ahí en más el hecho de tomarlo como pauta de una actitud posterior a seguir (o no), será cuestión de, una vez asimilado el susto inicial, poder darse cuenta si correspondería reírse y seguir con otra cosa o parar y ver que hacer y como continuar.

Dos alternativas frente al miedo en cualquiera de sus formas. Cada uno sabrá que hacer.

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