viernes, 30 de marzo de 2012

Esos años de mierda para nosotros, los argentinos.

Poniéndome a pensar en cuando era niño, bien chiquito (nací en 1975); ahora que soy grande, me doy cuenta que entre mi 1º año de vida y mis 5 o 6 años, una etapa hermosa para mi de lo poco o mucho que recuerdo de ese tiempo y de lo que puedo ver en fotos del álbum familiar en donde tengo una cara de felicidad absoluta y todo es buenos momentos según puedo ver allí, entiendo (ahora) que esa era la etapa fatídica de nuestro país, presa de los asesinos represores que encabezaban la última y más sangrienta dictadura cívico militar que pudo atravesar nuestra Argentina.

Entonces, y pensándolo bien, ahora que soy grande ya no puedo ignorar esto e impedir que manche mi recuerdo y la niñez de la que hablo, y digo que para nada esa fue ni debe ser la que considere una etapa plena y hermosa de mi vida porque ahora soy lo que somos todos los argentinos; un pueblo que camina junto y sufre, siente y recuerda lo que 30.000 desaparecidos significaron para nuestra Nación y lo que esto nos dejó como meta en esta lucha sin tiempo ni vencimiento contra los delitos de lesa humanidad y de violación y vejación a los derechos humanos de personas que podrían haber sido mis padres, mis hermanos, mis tíos, mis padrinos, mis allegados, mis vecinos, mis conciudadanos, mis..., mis..., mis... y cientos de etcéteras.

Feos años para nosotros, los argentinos, los años de mi niñez. AÑOS DE MIERDA.


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