domingo, 15 de abril de 2012

RMS Titanic. A un siglo de la tragedia.

Hace 100 años, en 1912, el "insumergible" RMS Titanic chocó contra un iceberg por el flanco de estribor generando una tragedia marina que conmovía al mundo con la misma intensidad que lo sigue conmoviendo en la actualidad cada vez que alguien se adentra en su historia, su misterio y su dramática catástrofe de hundimiento. Fue a las 23:40 hs. del domingo 14 de Abril y dos horas y cuarenta minutos más tarde, el buque desaparecería bajo las heladas aguas que lo sepultaban definitivamente.
Ese barco que desafiaba a todas las adversidades que se le pudieran presentar, a tan sólo cinco días de zarpar desde el puerto de Southampton, en Inglaterra, terminaba trágicamente el viaje inaugural que lo llevaría a la fama por esos tiempos. Una fama que bajo ningún punto de vista hubiera sido igual a la que tristemente adquirió junto a su tripulación y sus pasajeros con el desdichado desenlace que tuvo.
Son muchos los especialistas en el tema que, basados siempre en supuestos, aseguran que el hundimiento del Titanic se dio de manera tan veloz por factores que de no haber estado en la escena del accidente lo hubieran hecho postergar, en al menos un par de horas, la caída estrepitosa hacia el fondo del Atlántico Norte.
Muchos son los motivos que se endilgan también a que se haya chocado contra ese iceberg no pudiendo evitar dicha colisión y sin nada más que hacer posteriormente a la embestida que sufrió el transatlántico por parte del inmóvil, estático y enorme iceberg.
¿Fue la avaricia a nivel humano de trascender o de jactarse de que el hombre estaba superando todo lo conocido hasta ese momento en medios de transporte marinos, en seguridad y en insumergibilidad del gigante transoceánico que partía con "lo mejor" de la alta sociedad londinennse así como también con una segunda y tercera clase de pasajeros, muchos de los cuales marchaba a probar suerte a Estados Unidos deseando poder progresar en sus vidas a nivel social y económico, lo que deja en evidencia este accidente demostrando que nunca hay que dar por superada una labor o empresa ni creer que se ha superado todo lo que existe en el mundo con ella?
Lo cierto es que el barco que nunca podía hundirse, en menos de 3 horas, terminó partido en dos y precipitándose hacia las profundidades para terminar depositado en el cieno que tapiza el lecho marino.
Un accidente espantoso, por lo trágico de su naturaleza y por la cantidad de víctimas fatales que llevó consigo. A saber:
Sobre un total de 2.223 pasajeros la proporción de fallecidos y sobrevivientes de cada clase fue la siguiente:
Primera clase: 130 fallecidos, 199 sobrevivientes
Segunda clase: 166 fallecidos, 119 sobrevivientes
Tercera clase: 536 fallecidos, 174 sobrevivientes
Tripulación: 685 fallecidos, 214 sobrevivientes
Es evidente que en las clases más bajas y en la tripulación el numero de víctimas fatales fue superior al registrado en la clase más alta, pero eso es sólo un dato más en esta historia ya que dejamos en claro que de los 2.223 pasajeros (totales en el barco) sólo sobrevivieron 706 dando esto un saldo de 1.517 víctimas fatales que perecieron en  diversas formas y momentos del accidente.
Lo que queda de este desventurado suceso es que muchas cosas fueron dadas por supuestas y en realidad no se habían previsto, para saber que hacer ante una eventual aparición de ciertos inconvenientes fatales.
Un dato importante, a modo de descuido general, basado claramente en la (falsa) seguridad de que ese barco no podía hundirse bajo ninguna circunstancia que se le presentara, es que el RMS Titanic llevaba sólo la mitad de los botes salvavidas (con capacidad para 60-80 personas) necesarios para socorrer a todos los pasajeros. El motivo: no entorpecer la cubierta con grandes cantidades de botes que de todas maneras no serían necesarios para una embarcación tan preparada, equipada y segura al momento de la navegación.
Resumiendo: Fue el transatlántico más fastuoso, elegante y sofisticado a nivel tecnológico para la época. Tenía cancha de squash, baño turco, biblioteca, cuatro ascensores, gimnasio, pileta y todas las comodidades a bordo necesarias para hacer de su viaje la experiencia más placentera e inolvidable.
Era un barco monstruoso y lujoso que estaba ahí como símbolo de una edad dorada y que buscando el reconocimiento a nivel mundial por su estirpe y su clase lo encontraría sin poder imaginarlo, días más tarde, en el desdichado infortunio que lo llevó a perecer inevitablemente y que lo arrastró hacia su final en el lecho marino.

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