miércoles, 15 de agosto de 2012

Los días de lluvia.

Los días de lluvia son ese tipo de días en los que da ganas de quedarse adentro y de salir lo mínimo e indispensable posible, siempre y cuando se pueda tener la suerte de poder hacerlo, claro.
Son días lindos, contrariamente a lo que mucha gente opina ubicándolos en el lugar menos favorable con respecto, por ejemplo, a los días de sol.
Todo tiene que ver en como se los enfrenta y en como se los vive, además de como se esté interna y mentalmente para encontrar y descubrir lo bello y lo bueno en días grises, poco luminosos y definitivamente apagados.
Son días que hacen bien a la tierra, a sus plantaciones y habitantes, ya sea desde los minúsculos insectos y bichitos que andan por ahí abajo en el suelo, hasta para nosotros y el resto de los seres vivos que andamos un poco más arriba que ellos.
La lluvia, según tradiciones, que ya no recuerdo ni de que tipo o estilo son, es símbolo de bendición y fueron -y son- bienvenidas por muchas culturas y pueblos de otras latitudes y otros tiempo desde siempre.
Se ha dicho que el agua lava, limpia y purifica, entonces bajando este concepto a algo más humano es que hay que aprovechar la lluvia y esos efectos -quizás un poco trascendentales y metafóricos- de depuración y saneamiento, para sentir que internamente en la quietud que este tipo de días pueden tener por sobre los más soleados, podemos encontrar y aplicar a nuestra vida un poco de esa ablución que nos ayude a llevar a cabo una refinación interior que nunca está de más experimentar. DíAS DE LLUVIA, BIENVENIDOS ENTONCES!

No hay comentarios: