viernes, 20 de abril de 2012

La generosidad.

La generosidad verdadera se manifiesta cuando en lo mucho o en lo poco se tiene en cuenta a los demás, principalmente en el segundo caso cuando a pesar de no gozar de una abundancia o prosperidad considerable prevalece aún el deseo de ver que los demás, al menos los que están ahí al alcance de la mano y de la vista, no sigan estando bajo la condición en la que están, siempre que sea posible que otros, y acá sí desde su generosidad, lo impidan y los ayuden a mejorar, a estar "mejor posicionados" en la vida.
He visto muchas formas de falsa generosidad que sólo se aplica a círculos íntimos (al nivel de sanguíneos) nada más, y puedo decir fehacientemente que eso no es generosidad sino, y en todo caso, egoísmo que sólo apunta a "salvar lo de uno" desestimando y haciendo la vista gorda a todo lo que es ajeno a ese círculo sanguíneo o familiar, por ejemplo. Es muy común que esto pase con gente muy bien "ubicada" en su solvencia y pasar económico, descartando además que no pasa con la misma frecuencia en personas de clases más bajas que suelen ser las más generosas teniendo en cuenta lo que implica su generosidad al momento de ponerla en acción como ya lo he compartido hace un tiempo en mi entrada Grandeza, publicada allá por agosto de 2011.
La generosidad aparece cuando, visto desde afuera (y obviamente que desde adentro también) da para decir la palabra en su forma de adjetivo calificativo en la siguiente expresión: ¡¡QUÉ GENEROSO/A"!!, ya que el hecho que lleva a decirlo no presenta ninguna objeción que permita replantearse el expresarlo.
Cuando todo es siempre lo mismo (para los mismos de siempre) aunque se crezca, se avance y se multipliquen cada vez más las ganancias y el prestigio personal, familiar, empresarial, etc.; si esa buenaventura no incluye a otros que podrían ser incluidos, solo habrá uso y ostentación de la misma pero nada más, ya que lo que proporciona justamente la generosidad es además de la grandeza, la dignidad y la entereza de sentirse íntegro, algo que jamás se dará en almas mezquinas y avaras que solo quieren llevar "agua para su molino" sin incluir (teniéndolos ahí, frente a ellos) a otros a quienes podrían facilitarle un poco las cosas, algo que no hacen porque simplemente no pueden al no tener justamente eso: generosidad.
Generosidad, entendida como el don de promover una mejor calidad de vida a todo nivel a cuantas más personas se pueda, dentro de las que se podría considerar que necesitarían de ella (de la generosidad de los que tienen mejor suerte en la vida) y que sin embargo se las ignora y nada se hace, es lo que algunas veces se ve y hoy me ocupa en esta entrada.
Quizás para ser generoso haya que haber tenido un vida que te moldeara internamente en su momento (a tiempo) para no olvidar nunca que quienes están a nuestro alrededor, más o menos próximos pero a nuestro alrededor (cercano), pueden estar esperando una ayuda que no se traduce en dádiva ni en limosna sino en la oportunidad de ser considerados como han sido considerados los otros integrantes de ese círculo benefactor quizás por la cercanía afectiva, y excluyendo de esta manera todo pretexto para justificar esta elección por sobre las que no se llevan a cabo.
Un mundo generoso, no todos lo pueden conocer, vivir y experimentar. Claro que no.

1 comentario:

ELDA ADRIANA ERRO dijo...

SER GENEROSO, PODER COMPARTIR, PERO NO CUANDO NOS SOBRA, SI NO CUANDO TAMBIEN NOS FALTA!!!!....Muy dificil, vivimos un mundo INDIVIDUALISTA, EGOISTA Y AMBICIOSO!!!! Nadie importa mas que nosotros mismos, nada mas importa que seguir TENIENDO, MAS DE LO QUE TENEMOS...