martes, 16 de febrero de 2016

¿Será así?

¿Cuando alguien le desea el mal a otra persona realmente estará deseando lo que expresa y ese augurio será un mero fluir de su verborragia que no hace más que sacar a la luz eso que se manifiesta en su alma?, o ¿será que sólo se está diciendo con palabras, "de la boca para afuera", ideas que suenan terriblemente agresivas para hacer mella en el otro pero que no se sienten ni desean verdaderamente?
Yo he visto desear cosas tremendas a otros, y no hablo a niveles sofisticados o específicos de una relación (entre políticos, periodistas, mediáticos televisivos, etc.), sino entre dos personas comunes y corrientes para las cuales su estelaridad solo brillaría ante unos pocos que las conocen y nada más.
Entonces, ¿cuál será la verdadera intención y/o motivación de tales actos?
Quisiera creer que la segunda de las opciones esgrimidas (...sólo se está diciendo con palabras, "de la boca para afuera", ideas que suenan terriblemente agresivas...) sería la correcta, ya que de ser cierta la primera de las alternativas es muy triste pensar que alguien pueda convivir consigo mismo y enfrentar cada día la vida teniendo tamaña maldad encima, por dentro.
De todos modos es cierto que aunque la elección fuese sobre la segunda, también sería penoso tener esa forma de ser interior y exterior; de quien profiere tales expresiones aunque solo sea de palabra y por el solo hecho de escucharse decirlas y superarse, en cada nueva ocasión, con su batería de agravios.
Por eso de una u otra forma, es decir con una escandalosa y alborotada elocuencia que queda solo en eso o con una verdadera intención, cuando se encuentren con alguien así tengan en cuenta que, en mayor o menor medida, la oscuridad los abrazará tarde o temprano.

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