Un día como hoy, hace 17 años, algo tremendo, terrible, oscuro y espantoso ocurría en la ciudad de Buenos Aires.
En la calle Pasteur 633, en el edificio donde funcionaba en ese momento y sigue funcionando en la actualidad la sede de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina); a las 9:53 hs. del Lunes18 de Julio de 1994 explotó una bomba.
Hubo un atentado a todos los argentinos y no sólo a la comunidad judía de nuestro país.
Un ejemplo más de hasta donde puede llegar la intolerancia humana que traspasa los límites del entendimiento cuando ante tanta perversidad quien es espectador de este tipo de sucesos en la mayoría de los casos no puede llegar a comprender el eje de tal conspiración.
Muchos lo vivimos a una edad temprana, como es mi caso y el de tantos otros hombres y mujeres en la actualidad, que en ese momento éramos apenas adolescentes unos, o niños otros.
Muerte. Eso fue lo que significó este atentado. 85 Muertes e infinito dolor.
Con el tiempo, muchos (unos pocos ante tanta buena gente que forma parte de la ciudadanía de Argentina y del mundo) pensaron que el hecho de lo ocurrido en la AMIA se iría diluyendo y que con la ayuda de “manos negras cómplices” todo podría fraguarse y confundirse para finalmente terminar dándole un cierre a esta causa. Si bien la ayuda de esas “manos” logró confundir muchas pruebas, que usadas a tiempo y sin ser contaminadas hubieran ayudado a encaminarse un poco mejor hacia el esclarecimiento de este asesinato, el fin buscado del cierre y el olvido nunca se convirtió en una realidad ya que cada año que pasa, especialmente en la fecha del aniversario y apuesta al "NO OLVIDO" (aunque debería ser SIEMPRE, durante todo el año), la herida se revive y vuelve a llorar en cada uno de los que sentimos la impotencia que se genera ante tanta impunidad y atrocidad que se han llevado a cabo desde ese día hasta la fecha.
Y no es momento, al menos en mi blog, de abordar tesis sobre el atentado porque ya están bastamente sabidas y escuchadas por todos; sólo voy a hacerme eco de este dolor que significa un asesinato al pueblo argentino y que año a año sigue persistiendo y aferrándose en la gente.
He estado en los actos que se realizan frente al edifico actual de la AMIA, en el mismo lugar donde se perpetuó el atentado, y la sensación que reina ante el sonido de la sirena a la hora exacta del atentado es indescriptible y embarga el cuerpo entero de todos los que allí se encuentran presentes.
Recomiendo asistir alguna vez a este acto conmemorativo para apoyar, estar ahí y sentirse involucrado ante tanta grandeza y solidaridad que aflora y que se contrapone a lo que significó el triste hecho que se recuerda y que sólo refleja la cara de la miseria humana.
HOY 18 DE JULIO DE 2011, A 17 AÑOS DEL DÍA FATÍDICO Y DESOLADOR DEL ATENTADO A LA AMIA , ME SUMO EN CLARA ADHESIÓN AL PEDIDO DE JUSTCIA Y DE NO OLVIDAR LO OCURRIDO, COMPARTIENDO EL DOLOR QUE AÚN SIGUE INTACTO EN TODOS LOS QUE REPUDIAMOS HECHOS HOMICIDAS COMO EL PERGEÑADO CONTRA LA ASOCIACIÓN MUTUAL ISRAELITA ARGENTINA.
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