jueves, 21 de julio de 2011

Hay lugar para Todos, relax! ☺

A veces me pregunto hasta donde puede llegar la maldad de la gente, a todo nivel, cuándo no hay en la conciencia humana de quien actúa de mala manera un filtro que le indique que se está pasando un límite.
Si bien la gente es diferente, eso está claro; y así como están los que son extremadamente buenos (algunos desconfiarían de este tipo de personas) también están los que ante cualquier acontecimiento personal, social, político, o de la índole que sea, reaccionan desmedidamente y de una manera que bajo ningún punto de vista merece ser aprobada o justificada, podríamos esperar que algún día la gente no sea tan diferente en este aspecto, de ser buena o mala, y que éstos últimos sean unos pocos y nada más. Un grupo minúsculo. Solo eso.
Está comprobado que el moverse y estar todo el tiempo con mala energía, denostando a los demás y tratando de combatir al otro es un síntoma de que las cosas no marchan bien en esa persona que actúa así y que a medida que va incrementado su forma de plantarse frente a los demás, siempre apelando a la negatividad, en definitiva se está haciendo mal a si misma antes que influir negativamente en los otros. Vale aclarar que si bien quien tira mala onda en cierta forma logra modificar, al menos momentáneamente, el ánimo de terceros, si éstos terceros están "bien plantados" en su manera de moverse y actuar frente a este tipo de agresiones poco va a durar ese efecto en estas personas y en cambio más va a acrecentarse y permanecer en quien la emite, demostrando de esta manera que quien peor sale de este intercambio (o emisión unilateral en la mayor parte de los casos) de maldad, es quien mal se mueve, quien mal obra.
Es así, siempre van a existir este tipo de personas, las que no escuchan a nadie y no se dan cuenta (al menos eso demuestran) de que están comportándose de una manera cruel aunque después sobrevenga el famoso arrepentimiento, en el mejor de los casos, ya que a veces ni eso aparece y quien actúa mal sigue muy campante como si nada malo hubiese hecho y fueran las demás personas quienes debieran estar arrepentidos y pidiéndole disculpas a ellas.
Pero lo bueno es que también está el otro tipo de personas que son las que tienen ganas mejorar y vencer esa forma de ser que en definitiva les hace mal a ellas mismas (aunque les cueste reconocerlo) e intentan dejarse ayudar en algo tan simple y sencillo como por ejemplo escuchar algunas palabras que les indiquen que no deben crisparse tanto en su actuar, o teniendo en cuenta consejos sobre formas de moverse más distendida y relajadamente, o al menos no poniendo como meta de su ímpetu o arranque furioso a los demás.
Es todo un tema las relaciones entre las personas, las relaciones humanas, no cabe duda alguna; pero opino que poniendo lo mejor de cada uno todo puede tomar otro curso en cualquier situación por más escandalosa y caótica de que se precie y las cosas pueden llevarse de una manera diferente siempre, siempre, siempre.
Está en cada uno de nosotros ser mejores cada día en lo personal claro, partiendo desde este punto para estar bien con uno mismo y luego de ahí en más poder irradiar cosas buenas y positivas hacia los demás; pero también desde lo social y en las relaciones con el resto de las personas que, no sabemos si están haciendo o no algo por ellos mismos en un principio, pero no por eso son merecedores de nuestro oprobio, desaprobación y maltrato.
Creo sin miedo a equivocarme que me encuentro dentro del tipo de personas conciliadoras, que antes que usar el grito prefiere el diálogo y que antes que por la mala onda se inclina por tratar de imponer, por todos los medios y formas posibles, la buena onda, la buena predisposición, la buena vibra o como se le quiera llamar a la negativa a entrar en todo tipo de conflictos por cualquier cosa y a cada instante.

Hay lugar para todos en este mundo. Convivamos sin tanta discordia, disconformidad y desunión. DEJO MI ENORME DESEO DE PAZ PARA TODOS LOS SERES HUMANOS, ÚNICOS, DIFERENTES E IRREPETIBLES, QUE HABITAMOS ESTA TIERRA.

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