jueves, 7 de marzo de 2013

Estar alerta para vivir el veganismo a pleno.

Hace tiempo que he orientado mi vida hacia el veganismo y me encuentro en condiciones de afirmar que todo lo que deriva de este cambio es positivo. Fundamentalmente para mi forma de ser que pretende no dejar nada librado al azar, en lo que a responsabilidad en el tema de evitar dañar a los demás se refiere.
Por otro lado sé que es posible que algunas veces esté haciendo algo que sin darme cuenta (y sólo por eso lo hago) me haga sentir mal después, por haber lastimado directa o indirectamente a quienes intento proteger y salvar cada día; pero no por el mentado sentimiento de culpa que muchos experimentan y que es a su vez tan asociado a lo religioso o a lo cultural del sometimiento, sino que por darme cuenta, a la postre, de que eso que cometí, hice, o llevé adelante en su momento, ahora puedo verlo como algo que de una u otra manera comprometió a otro ser vivo haciéndolo sufrir, aunque quizás ese sufrimiento estuvo muy lejos de la parte que me tocó a mi en la cadena del desarrollo de las cosas y productos, pero que como sufrimiento infligido y llevado a cabo, por lo tanto, me duele al darme cuenta de que yo de alguna manera participé en él. La idea es simple, pero mejor si se la grafica con un ejemplo:
Las plumas de ganso -que rellenan camperas, edredones, y demás objetos que cumplen la función de abrigar al ser humano- son en la base de la cadena de su producción, arrancadas a éstos animales, a los cuales dejan lastimados, sangrando y sufriendo intensos dolores en su cuerpo, no dándole tiempo muchas veces al crecimiento natural de las nuevas plumas y volviéndolas a arrancar nuevamente para seguir elaborando todo tipo de abrigos. Por eso, si yo uso un edredón, aunque me encuentre muy lejos de esa base de la producción de este artículo, igual soy artífice de ese dolor y maltrato provocado por el humano sobre estas aves.
Y aunque a simple vista aparezca una contradicción en el tema de que todo remite a algo positivo cuando hablo de mi elección de vida vegana y de que aunque no quiera, a veces sin saberlo (hasta que finalmente caiga en la cuenta) puedo estar dañando a quienes tanto deseo proteger sin darme cuenta, la misma idea deja de ser contradictoria con el simple hecho de que al darme cuenta del daño que avalo con el uso de algún producto, si bien por el hecho de dañar no es positivo, se transforma en algo de este tipo al saber que nunca más volveré a adquirir otra cosa de ese estilo dándome cuenta que quizás fue necesario atravesar ese choque con la realidad para fortalecerme en el uso correcto de mis decisiones y elecciones de ahí en más.
Por eso, siempre es bueno darse cuenta de todo, y nunca es tarde para poder hacerlo. Yo trato de estar alerta para que no me tome por sorpresa nada de esto nunca más, y espero limar todas las pocas asperezas que vayan quedando en mi vida para poder seguir transitando este camino de vida vegana, sumamente respetuoso y compasivo para con la vida animal, humana, y del planeta en su totalidad.

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