miércoles, 13 de marzo de 2013

Un saque.

Un saque de glucosa, literalmente, fue lo que me di días atrás y no estoy haciendo apología de ningún delito ni mucho menos de la droga, ya que lo que me di cuenta que hice, en aquel momento y una vez hube detenido ese impulso de ingerir azúcar básicamente a través de algunas golosinas, fue ceder ante la imperiosa necesidad de algo -como se decía antes- que el cuerpo me pedía o necesitaba. No creo que a través de la chatarra que ingerí me lo hubiera pedido mi cuerpo, pero era más fuerte que yo el deseo de comer algo dulce y rápido y me encontraba en la calle, así que el kiosco fue mi vía de escape. Además, casi nunca me pasa y después de todo, me cuido diariamente para balancear ante este tipo de cosas que como ya he dicho, rara vez aparecen.
Por eso, no encontré otra manera de comentar esto que comparto con ustedes -intrascendente si se quiere- que abordándolo graciosamente (eso intenté) desde el doble sentido de su título. Listo. Tema terminado.

No hay comentarios: