miércoles, 17 de agosto de 2011

Los malos entendidos.

Los malos entendidos. Estuvieron ahí, entre los hombres desde tiempos inmemorables y seguirán estando seguramente por siempre.

Pueden comenzar con un pequeño desentendimiento de algo mínimo que después y como una bola de nieve puede llegar a crecer desmesuradamente hasta transformarse en una hecatombe general muchas veces difícil de revertir.
Y si nos remitimos a los primeros tiempos, para reforzar la idea de que han estado desde siempre entre nosotros, podemos citar lo que reza el libro del Génesis en La Biblia cuando hace hincapié en que ya el primer hombre y la primera mujer de la historia cayeron en un malentendido cuando corrieron con una suerte que no era la esperada al no interpretar lo que les ocurriría si tomaban la famosa manzana del árbol prohibido. Y están los que podrán decir que lo que sucedió ahí tuvo que ver con la tentación, pero en definitiva si cedieron ante ella es porque no llegaron a comprender lo que podía sucederles después; y resumiendo, es todo parte de un gran malentendido, bíblico, pero malentendido al fin.
Lo mismo si nos volcamos a hechos de relevante importancia en la historia universal de todos los tiempos, veremos que las grandes contiendas y problemas, o la mayoría de ellos, tuvieron en parte en su base ó esencia un malentendido por alguna causa que después llevó a mayores males o tragedias.
Y que decir si abordamos los malentendidos individuales que cada uno de nosotros y del resto de la humanidad, esos que no aparecemos en los relatos de ningún tomo de historia o revista de noticias de famosos, ha tenido a lo largo de su vida. Serán entonces millones y millones de malos entendidos que aparecerán en cada caso particular para a la vez multiplicarse por otros miles de casos que se repetirán a su vez en unas u otras personas, aquí y allá; a lo largo y ancho del continente.

Hay que dejar que sigan su curso por lo tanto ya que partiendo de lo que son, un malentendido, caerán por su propio peso y con el tiempo (a veces antes o después) quedarán obsoletos y sin significación e importancia alguna.
Sí podemos hacer una intervención oportuna, o las que consideremos necesarias, para tratar de que lo que se malinterpretó tome nuevamente su curso correcto, pero en definitiva llega un punto en el que es mejor despreocuparse del tema y dejarlo seguir, dejarlo ir; ya que por su propia nulidad no debería estar llegando muy lejos y el tiempo y los hechos seguramente se encarguen de desacreditarlo; al malentendido por supuesto.

Es así, a no preocuparse entonces por la aparición, temprana o tardía, en algún momento de nuestra vida de estos contratiempos que significan los malos entendidos porque como vienen, se van y definitivamente siempre de alguna forma u otra seguirán estando entre nosotros.

2 comentarios:

Andri Alba dijo...

Muy bueno. E hiciste referencia a la Biblia, mejor. Es un libro que he leído mucho desde pequeña, primero por imposición y luego porque sabía que podría leerse por adquirir cierto nivel de cultura religiosa que puede venir tan como en este caso que lo has expresado.

Un saludo y muchas gracias.

Facundo Hisi dijo...

Gracias a vos Andri. Y sí, quien no ha leído la Biblia en algún momento de su vida, no? Yo fui a un colegio religioso así que imaginate! Jejeje!
Bueno, me alegra que te haya gustado la entrada de los malos entendidos; y viste que es así, siempre estuvieron están y estarán entre nosotros, los seres humanos!
Saludos y buen miércoles! Chau!