domingo, 9 de diciembre de 2012

Aquí y ahora.

Siempre se está cerrando una etapa. Siempre.
Por ejemplo yo estaba cerrando un viaje hace un par de semanas atrás (para ser sincero en el momento de escribir esta entrada, que sería borrador de mi blog, para publicarla a mi regreso a Buenos Aires) y como tal, algo estaba dándose por concluido -un viaje de poco más de 15 días en una ciudad de la costa argentina que amo y que siempre que puedo visito durante el año; Mar del Plata-.
El tema es que vale como ejemplo este viaje que yo hice y que llegado su momento tuvo su cierre, que si bien no ameritó mucho más que esta entrada de blog y alguna emoción que sólo se plasmó en mi presente, esa conclusión estuvo y fue en definitiva la que me inspiró a formular esta idea, ahora (en ese momento).
Es contradictorio en cierto modo lo que acabo de enunciar, y el hecho de jugar con las palabras en torno al ahora y al ese momento, ya que como Ser (que soy), con una conciencia libre que vive el ahora -tiempo presente- y no se ata (eso intenta) al pasado o al futuro que culpa y se añora por un lado, e imagina y se sublima, por el otro respectivamente, hablar de un cierre es volver a rememorar algo, y lo importante no es recordar ni esperar sino vivir el tiempo presente, ya que con eso tenemos suficiente.
Aunque visto desde otro lugar ese cierre puede tomarse como un cierre (repito la palabra) que cierra (valga la redundancia, necesaria) algo, pero que instantáneamente abre "otro algo" y ahí, en ese momento, es donde me encuentro yo; viviendo eso que 'está ahí', y que como tal es constante y eterno.
Esa es la onda, sin dudas. Darse cuenta de que todo es eterno, ya que somos lo que estamos viviendo, nada más.
Por eso, todo comienza y culmina y comienza y culmina, y así, siempre, a cada momento, imperecederamente y con la única y hermosa finalidad de que seamos felices. AQUí y AHORA.

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