domingo, 1 de julio de 2012

El tentempié.

Comidas a modo de tentempié a horas por tal poco comunes para que el mismo termine transformándose en una cena debido a la cercanía horaria con este momento de comidas fuerte, pueden resultar desastrosas, o al menos desestabilizadoras, cuando sacian en demasía el cuerpo y después hay que afrontar la comida que debe llegar, principalmente cuando uno no estará solo y podrá decidir más despreocupadamente saltarla (a esa comida), sino que estará acompañado y como tal (la comida) debe llevarse a cabo y queda algo descortés no participar de ella.
Esto me pasó durante la tarde del viernes cuando, por no haber desayunado ni almorzado y luego de ir al supermercado a hacer las compras para la comida de la noche y haber comprado "unos extras" (papas fritas, etc.) para comer a la llegada a casa, hice uno de estos famosos tentempiés a eso de las 16:30 o 17:00 horas y, entre el tiempo que lleva hacer la digestión y asimilar lo ingerido, quedé en una situación al menos complicada para enfrentar la cena que tenía por delante y de la cual yo era el anfitrión.
Pero bueno, así se dio y, aunque tampoco fue algo extremadamente imposible de sortear, hubiera preferido estar con más apetito y sin tener el estómago tan lleno por ese traspié alimenticio que había cometido horas antes.
El hecho es que hay que tener cuidado con ese tipo de comidas a horas en las que solo deben ser mínimas las porciones y alimentos a ingerir ya que luego, si nos pasamos del límite tolerable y considerable para seguir afrontando el día y sus futuras comidas, podemos perdernos de disfrutar al 100% y con total plenitud de los momentos que sigan a dicho tentempié.

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