martes, 4 de junio de 2013

No hay que quedarse ahí, lo sé; ¡pero cuesta salirse!

Cuándo uno se encuentra triste, abatido, o simplemente en un mal momento, lo mejor -se sabe- es salirse de esa postura a como dé lugar, como sea.
Pero a veces es simple entender la consigna más no lo es tanto poder llevarla adelante y ubicarse en otro lugar, alejado de ese tan opaco que nos sitúa en tales o cuales momentos.
Todo en la vida es fácil de entender y comprender, seguro; pero al momento de tener que poner en práctica eso que en una primera instancia cognitiva resultó sencillo de asimilar resulta al menos un poco más complejo y complicado poder hacerlo.
Y en esto (y para esto) consiste todo el trabajo previo que debemos ir haciendo en pos de fortalecer y templar nuestro interior para cuando lleguen este tipo de momentos en donde debamos enfrentar diferentes situaciones que requieran de nuestra parte de una movilización interior que determine a su vez otra (movilización), la exterior, que nos ayude a poder superar alguna eventual travesía personal que necesitemos o nos veamos forzados a atravesar de forma impostergable.
Todo es una cadena, y a veces las cosas se activan por sucesos extraordinarios (esos que no suceden diariamente y por ello su carácter de fuera de lo común) que actúan como eslabones que, aunque dolorosos y desagradables muchas veces, en la mayoría de los casos aparecen y nos permiten darnos cuenta de cuan preparados estamos para vivir más allá de los "días lindos y luminosos" de la vida. Estos mismos eslabones que nos llevan a aplicar todo lo trabajado antes, interiormente -para algo que muchas veces ni sabemos bien que es- y que en horas difíciles se hará notar dejando aflorar el fruto de nuestra preparación y armonía espiritual, aliviando posiblemente el transcurso de estos momentos.
Y cuesta, y hay que arremeter con fuerza para lograr sortear los episodios dolorosos o difíciles de la vida y poder continuar. No hay que quedarse ahí, en ese lugar o estado aunque cueste horrores salirse de él.
La verdad, es complicado, y como leí una vez en algún sitio (no recuerdo donde) nadie llega a esta vida con el manual de vivir bajo el brazo. Es así.
Por ello es ésta una entrada que no sólo comenta la idea central que la desarrolla sino que pretende -humildemente- aconsejar, tirar alguna solución o intentar dar respuesta a algo tan contundente como lo tratado; así que por lo tanto me quedaré y nos quedaremos con la idea de que si trabajamos sobre aspectos importantes de nuestra fortaleza interior (nuestro Ser interior) nos será más fácil enfrentar, sobrellevar y superar los momentos complicados con los que la vida nos sorprenda, quizás, alguna vez.

No hay comentarios: