lunes, 17 de junio de 2013

Sentirse bien.

Nada puede compararse con el hecho de sentirse bien, por el motivo que sea y cuando sea, si ese sentirse de una manera totalmente agradable y positiva viene a determinar en quien la experimenta un estado que es inmejorable desde todo punto de vista.
Encontrándose en un momento pleno, sintiéndose a gusto en determinado lugar, viviendo una situación que sea placentera, descubriendo algo que le cambie el humor, expresando aquello que le haga estar en un punto exacto de gusto y en tantas otras cosas que pueden significar ese lugar común de bienestar temporeo-espacial, quien atraviese por el mismo sentirá que dentro de ese paréntesis de satisfacción en el que se halla nada ni nadie puede afectar ni romper con su sensación (no hay que olvidar que es sólo esto lo que se experimenta, una sensación, aunque totalmente valedera por cierto) sintiéndose en plenitud y sin los condicionamientos y las restricciones del común de cada momento diario.
¿Qué cómo sigue esta entrada de blog ahora? Simple. No sigue. El fin de la misma ha sido sólo reflejar algo que cada tanto puede tener lugar en la vida de las personas y que tan positivo puede ser cuando llegue en compensación de épocas de pocos buenos momentos vividos.
Nada más. Sólo eso. Espero que seas de los que, quizás sin pasar por previos malos momentos o vivir la ausencia de los buenos, experimente seguido estas ráfagas de placer que nos llegan cuando menos las imaginamos y, aunque bien recibidas sean, menos las buscamos o esperamos.

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