En ese viaje inaugural que significó también el último, un 10 de abril de 1.912, hace un siglo, el majestuoso RMS Titanic zarpó desde Inglaterra con destino a Estados Unidos.
Era el "insumegible" y nadie dudaba de que solo placer, lujo y la mejor atención sería lo que ofrecería este viaje.
Cinco días más tarde de su partida en una noche estrellada, el tiempo y un iceberg se encargarían de demostrar lo contrario hundiéndolo para siempre en las profundidades del Atlántico Norte y dando inicio de esta forma a una de las más atrapantes y asombrosas leyendas de la historia marítima.
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