Entonces, y pensándolo bien, ahora que soy grande ya no puedo ignorar esto e impedir que manche mi recuerdo y la niñez de la que hablo, y digo que para nada esa fue ni debe ser la que considere una etapa plena y hermosa de mi vida porque ahora soy lo que somos todos los argentinos; un pueblo que camina junto y sufre, siente y recuerda lo que 30.000 desaparecidos significaron para nuestra Nación y lo que esto nos dejó como meta en esta lucha sin tiempo ni vencimiento contra los delitos de lesa humanidad y de violación y vejación a los derechos humanos de personas que podrían haber sido mis padres, mis hermanos, mis tíos, mis padrinos, mis allegados, mis vecinos, mis conciudadanos, mis..., mis..., mis... y cientos de etcéteras.
Feos años para nosotros, los argentinos, los años de mi niñez. AÑOS DE MIERDA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario