Yo aprendí
que no puedo exigir el amor de nadie. Apenas puedo dar buenas razones para que gusten de mí, y tener paciencia para que la vida haga el resto; que a pesar de que ciertas cosas puedan ser importantes para mí, hay personas a quienes no interesan, y jamás conseguiré convencerlas; que puedo pasar años construyendo una verdad, y destruirla en apenas unos segundos.
Yo aprendí
que puedo usar mi seducción durante unos quince minutos, pasados los cuales tengo que saber de qué estoy hablando; que puedo hacer algo en un minuto y tener que responder por ello el resto de mi vida; que así como por más que un pan se corte en rebanadas, este pan continúa teniendo dos caras, lo mismo se aplica para todo lo que cortamos de nuestro camino.
Yo aprendí
que tardaré mucho en transformarme en la persona que quiero ser, y debo tener paciencia; que puedo ultrapasar los límites que yo mismo me coloqué; que tengo que escoger entre controlar mi pensamiento o ser controlado por él.
Yo aprendí
que los héroes son personas que hacen lo que creen que deben hacer en un determinado momento, independientemente del miedo que sientan; que perdonar exige mucha práctica; que hay mucha gente que me aprecia pero que no consigue expresarlo.
Yo aprendí
que en los momentos más difíciles, la ayuda vino justamente de aquella persona que yo pensaba que iba a intentar perjudicarme; que puedo estar furioso, pues tengo el derecho de irritarme, pero no tengo el derecho a ser cruel; que jamás puedo decir a un niño que sus sueños son imposibles. Será una tragedia para el mundo si consigo convencerlo de eso.
Yo aprendí
que mi mejor amigo me hará daño de vez en cuando, y tengo que acostumbrarme a ello; que no es suficiente ser perdonado por los otros; tengo que perdonarme yo primero; que no importa cuánto esté sufriendo mi corazón, el mundo no se detendrá por causa de eso.
Yo aprendí
que las circunstancias de mi infancia son responsables por lo que soy, pero no por los caminos que elegí siendo adulto; que en una pelea, tengo que decidir de qué lado estoy, aun cuando no quiera verme envuelto en ella; que cuando dos personas discuten no quiere decir que se odien. Y cuando dos personas no discuten no significa que se amen.
Yo aprendí
que por más que quiera proteger a mis hijos ellos sufrirán y yo también sufriré, pues eso forma parte de la vida; que mi existencia puede cambiar para siempre en pocas horas por causa de personas desconocidas; que los diplomas en la pared no me hacen ni más respetable ni más sabio.
Yo aprendí
que la palabra "amor" pierde su sentido cuando es usada sin criterio; que ciertas personas se van para siempre pase lo que pase; que es difícil trazar una línea entre ser amable, no herir a las personas, y saber luchar por las cosas en las que creo.
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