lunes, 18 de junio de 2012

Épocas de frío que alientan al calor de hogar.

Es, el otoño y el invierno, el tiempo del año en el que, producto de las bajas temperaturas y el acurrucamiento general que se da en las personas que tengan la suerte de poder hacerlo junto a otra (persona) o compañero de la raza animal, todo da para que sea más slow (para decirlo de alguna manera), no tan enérgico y de por si más tranquila y moderadamente en el correr de los días y especialmente durante los fines de semana ya que como ejemplo basta tener en cuenta que el carácter y la forma de ser de quienes viven en zonas tropicales, cálidad y/o con mar, como Brasil, tienen un espíritu muy diferente y mucho más enérgico y extrovertido que quienes provienen de lugares fríos, neblinezcos y brumosos.
Teniendo en cuenta esta fundamentación es que me baso en la idea de que los meses de frío aplacan a la gente y todo se vuelve más "casero y hogareño" en sus vidas, principalmente repito en los fines de semana.
Si bien son meses duros, desde las bajas temperaturas que forman un combo climatológico extremo y muchas veces hasta fatal, cada tanto ese frío -mientras no signifique tener que enfrentarlo en la hostilidad de no tener un lugar donde poder refugiarse y resguardarse del mismo- significa una linda manera de disfrutar del hogar, de la calidez del "estar adentro" y de todo eso que implica aprovechar además del calor real el otro calor que es el que recibimos al estar más tendentes a la aproximación y al compartir de una forma más cercana todo tipo de vínculos con quienes comparten nuestra casa.
El otoño ha llegado, se nota, y la bajas temperaturas así nos lo recuerdan por estas horas. A acercarse un poco más que de costumbre entonces a quien uno más desee o a quien más cerca tengamos, y a disfrutar del gélido tiempo que estamos atravesamos y que aún nos queda por atravesar por un par de meses más.

No hay comentarios: