Uno se va cargando de diferentes cosas que vive, y por las que atraviesa, sin ser cada una de esas cosas por separado (en su individualidad) dignas de provocar un colapso o desestructura internas para llegar a decir que nos sentimos mal, pero que unidas y con el paso del tiempo se potencian unas con otras y hacen estragos en nuestro interior que se expresa de una u otra manera, invariablemente.
Siempre van a existir esos malos tragos porque son propios de la vida, de vivir. Además no existe una persona en el mundo que haya tenido una existencia, desde su nacimiento hasta su muerte, como se diría oníricamente "color de rosas" porque como personas que estamos continuamente expuestos a todo tipo de agresiones externas (físicas, morales, intelectuales, espirituales, etc.) e internas (propinadas por nosotros mismos a sabiendas o sin quererlo en determinadas situaciones en las que nos "rebalsa todo" y producto de hacer lo que se puede nos sale mal la jugada) es parte de nuestra naturaleza humana el hecho de sufrir en mayor o menor medida los embates de la vida; dicho de esta forma para generalizarlo a través de un término bien abarcativo.
Tratando de finalizar con una visión optimista que en definitiva es la que nos ayudará a poder sortear estos obstáculos personales y sociales, aferrémonos al hecho de que son sólo sensaciones y por tal motivo como vienen se irán y el tema está en tratar, en la medida de lo posible, de no ahondar en el sufrimiento que no nos lleva a ningún lugar positivo y salir cuanto antes de ese lugar negativo y gris para poder sentirnos mejor ya que hay que tener en cuenta que no se vive de sensaciones, que son sólo situaciones y que como todo en la vida, pasarán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario