sábado, 2 de junio de 2012

Mucho ruido y pocas luces.

Yo tengo un perro y por si no lo saben es muy importante en mi vida como lo debe ser el compañero -no humano- que tienen muchas personas en sus respectivas vidas también.
El hecho es que todos los dueños de perritos que vivimos en departamento tenemos que bajar varias veces al día a nuestros amigos para que hagan sus necesidades y paseen un poco.
En la última salida de este viernes que acaba de pasar, me encontré con el triste espectáculo que por su sonoridad (en mi barrio se sentía en varias manzanas linderas a mi casa, incluida la de mi casa) me hizo recordar a 2001 y 2008 alternadamente; además de sentir a este sonido como un ruido golpista.
Debió ser que la sensación que me produjo fue revivir lo que este tipo de ruidos expresaba en ambos momentos; muy diferentes uno del otro claro está, pero que en definitiva proviniesen de donde proviniesen, significaba la misma expresión.
En un primer momento, 2001, con mayor adhesión y consentimiento de gran parte del pueblo argentino cansado de tanto despojo y falta de respeto al pueblo mismo por parte de los gobernantes y conductores de la Nación que nada hacían para modificar la miseria y el endeudamiento de un país que endosaba en esa situación desastrosa a todos los habitantes que cada día perdíamos un poco de nuestra dignidad y de nuestra fe en mejorar algún día; y después, en 2008, proveniente de una clase que estaba desesperada por perder ciertos derechos que venía manteniendo desde décadas y que el Gobierno Nacional que comenzara por 2003 y se continuara hasta el presente no permitiría seguir manteniendo y que por tal motivo haría que (sin buscarlo, obviamente) derivara todo en una revuelta de marchas y convocatorias de la clase más rancia y opositora al Gobierno Nacional y al avance de las libertades y progreso del pueblo común que en la mayoría de los casos siempre había estado relegado a la dádiva de estas clases que ahora salían a la calle. Y por eso, quienes no adheríamos a la movilización (principalmente la de 2008) que tenía como fondo esa finalidad destituyente, sentíamos un feo sonido al escuchar este "ruido", ese mismo que la noche de este viernes experimenté al salir con mi perro a dar la última vuelta del día. Es otro contexto, ya lo sé, pero lo que se siente sin premeditación, no se puede manejar y yo lo sentí así.
Bueno, hoy sentí un déjà vu con respecto a ese sonido y si bien no creo que la finalidad hubiese sido la misma que se palpaba por entonces (espero realmente que no) lo que experimenté fue algo así.
Lo curioso y fundamental de todo esto fue que al mirar para arriba, para ver de donde venían gran parte de ese chocar de cucharas contra diferentes elementos de la batería de cocina me encontré con que todos los balcones y ventanas estaban a oscuras (esos balcones y ventanas de donde mi oído me indicaba que provenían los sonidos) como queriéndose ocultar. ¿Pero de qué?, pensé. Y ¿por qué?
¿Será que en algún punto la coherencia les indica que unirse a la consigna solapadamente es una cosa, pero mostrarse es otra totalmente diferente?
No sé, la verdad que sería motivo de un análisis más profundo el tratar de entender el porque de sus ocultamientos si bien adherían a toda máquina desde sus respectivos hogares.
En fin, uno nunca termina de entender a la gente, y menos a este tipo de gente. Mucho ruido y pocas luces, la mejor definición para lo que me encontré esta noche de viernes.

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