Siempre asociamos la política a un conjunto de personas importantes que en suerte han sido elegidas por el voto popular del pueblo al que gobiernan; y la pensamos desde los estratos altamente políticos como los gobiernos de una ciudad, una provincia o un estado, delimitando de esta manera su significación en el amplio abanico de posibilidades que ofrece su acepción.
Es un hecho que está en todas partes y le damos el propio significado con nuestros actos cotidianos, cada vez que partiendo desde este momento tan casero consolidamos diariamente sencillos hechos políticos aunque no nos demos cuenta de ello.
Con la simple acción de emitir una opinión o llevar adelante una idea y forma de vida que nos identifique y represente ante los demás estamos haciendo pequeños actos de política que merecen ser considerados como tales ya que si en lo grande estos mismos actos son de una representación tal como para ser tenidos en cuenta como tales, entonces porque no hacer lo mismo ahora.
Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos hacemos política ya sea personal y grupal o colectiva.
En el ámbito familiar se asume implícitamente muchas veces, y otras de manera deliberadamente marcada, una política (familiar) donde todos saben que lugar ocupan y en cierta forma que le corresponde hacer a cada uno para llevar adelante la casa, el orden y la misma institución familiar, por carriles que no desaten disturbios, haciendo de la vida diaria un hecho tranquilo y ameno. Que a veces no se dé así y se quiebre ese estado ideal es menester de otro tema, pero básicamente una familia está regida políticamente en la mayoría de los casos.
En los círculos de amigos aparecen políticas de distintas clases que van moldeando dichas relaciones y son cada una de ellas propias de los diferentes tipos de núcleos sociales, correspondiéndose en paralelo las características entre clanes y políticas, por supuesto.
En la escuela hacemos política desde lo micro de los pequeños grupos de trabajo escolares, los recreos o las divisiones que se van dando dentro de los mismos cursos y que agrupan a estudiantes de características semejantes, hasta lo macro del hecho por ejemplo de acatar las consignas que marcan las jornadas estudiantiles con todas sus pautas, normativas y reglamentos específicos.
En los trabajo se llevan adelante políticas de tal o cual índole que respetamos y rigen nuestras horas dentro de la institución laboral y a las cuales adherimos aun si estar de acuerdo con ellas muchas veces ya que como políticas impuestas por las jerarquías dominantes deben ser respetadas más allá de compartirse o no su implementación.
En los clubes hay marcadas políticas que hacen a dichas instituciones ya sea en lo que al uso de sus instalaciones respecta como en lo que a la aceptación y controles sobre sus socios se refiere, no hay dudas; y aceptamos y nos adaptamos a esta estructura en pos de pertenecer a estos lugares, incorporando de esta manera una nueva política a seguir en determinado aspecto de nuestra vida.
En las ciudades, provincias, países, regiones y finalmente mundo entero hay también una política que impera y que es la que por ser marcadamente más visible y tratada desde siempre es la que sobresale y aparece como única significación del término; y es a través de ella que se rigen los caminos y llevan adelante las mejores (o las peores, desgraciadamente a veces) implementaciones para el grupo de personas que es conducido por quienes en forma personal asumen dichos lugares de poder que son otorgados por el voto popular y que en el mejor de los casos trabajan y "hacen" para el puebl,o y para devolverles la confianza expresada en las urnas.
Por eso no voy a extenderme en este último punto porque sería estar privilegiando el significado de la palabra política por parte de la idea que generalmente copa la asociación de (valga la redundancia) ideas haciendo referencia a ella; no sería justo de mi parte.
Por lo tanto concluiré mi entrada y puntualmente este tema diciendo que no podemos vivir en un mundo apolítico, no debemos pretenderlo y, es más, debemos tratar de interiorizarnos cada vez más en temas que tanto hacen a la vida personal, familiar, laboral, colectiva y nacional y mundial de todos nosotros.
Por lo tanto concluiré mi entrada y puntualmente este tema diciendo que no podemos vivir en un mundo apolítico, no debemos pretenderlo y, es más, debemos tratar de interiorizarnos cada vez más en temas que tanto hacen a la vida personal, familiar, laboral, colectiva y nacional y mundial de todos nosotros.
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