Seguimos caminando
porque de esos se trata.
De caminar.
De seguir
y de detenerse sólo cuando uno,
y solamente uno,
lo crea necesario.
Y ahí sí,
recién ahí,
seguir en la dirección que nos plazca
al retomar el camino.
Somos los dueños de nuestra vida.
No hay que olvidarlo.
Nunca.
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