miércoles, 15 de mayo de 2013

Guiños que son imágenes.

Llegar al parque junto a mi perro y que me reciba una tarde soleada de otoño como la retratada en la imagen es  realmente algo único y sumamente valorable.
Al menos lo es para mí y por eso, y quizás una vez más, voy a recaer en el hecho de hacer notar las bondades de saber apreciar el estado natural de las cosas y las pequeñas imágenes y sensaciones que podemos captar a través de, valga la redundancia, pequeñas cosas que vivimos.
Es real y hay que estar convencidos de que todo lo que llega a nosotros llega por algo. Se hace presente quizás para llevarnos hasta un lugar que no repararíamos normalmente en el trajín de nuestra jornada si no fuera por eso que nos hace trasladar automáticamente hasta algún sitio que tan bien nos hace reconocer.
La vida tiene sus pequeños guiños, definitivamente, y es cuestión de estar dispuestos a verlos para poder reconocerlos. A lo largo del tiempo, de todos modos puede pasar que aunque no se esté a la espera de ellos de alguna u otra manera sean tan evidentes que terminemos por encontrarlos y disfrutarlos.
Imágenes, fundamentalmente imágenes de cualquier tipo, forma y color; aparecidas en cualquier lugar y en cualquier tiempo, son los principales guiños que la vida nos estará haciendo en muchas oportunidades.
Es hermoso pensarlo así y saberse presto a descubrir esa imagen que nos haga sentir muchas cosas también hermosas.
Es ideal vivir en esa forma, sorprendiéndonos y maravillándonos de la vida y de cada cosa que ésta no pone delante.

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