viernes, 26 de abril de 2013

Cae el sol en la plaza.

Este horario en la plaza, el del atardecer, donde la ciudad va calmando su ritmo y se va desacelerando de todo poco a poco, donde mucha gente abandona los parques en los que estuvieron aprovechando y disfrutando del sol para ir a sus casas y otros llegan con sus perros o solos luego de terminar su jornada laboral a distenderse y despejar un poco su cabeza y pasear (en el caso de tenerlo) a su perrito, son lugares reconfortantes para este momento del día. Sino lo han experimentado, y pueden por tiempo y ganas, prueben y verán de que estoy hablando.
Están también los que dan un cierre al día con un partidito de fútbol en alguna de las canchas de alquiler que ésta u otras plazas tienen dentro de su predio y quienes llegan hasta estos espacios públicos sin saber muy bien para que, pero con la premisa de encontrar la paz y la libertad que allí se ofrece.
En definitiva, son plazas y parques donde siempre se puede estar inmerso en un entorno más tranquilo del que ofrece la ciudad en sus calles y veredas.
Son lugares naturales. Puros. Ventilados. Y son los atardeceres aquí momentos que de poder estar en alguno de estos lugares cuando suceden bien vale quedarse y vivirlos.
Simplemente eso. Para qué cargar de consignas algo tan simple y por este motivo tan pleno y pintoresco en todos sus aspectos como esto. Sólo eso.

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