viernes, 5 de abril de 2013

Tras el temporal. Estas son horas de hechos, no de palabras.

Todo este triste episodio del temporal acaecido durante el último fin de semana largo por el feriado de Pascuas y del Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, que tiene en vilo a gran parte del país, sino a todo, es una muestra de la fatalidad que puede provocar la naturaleza cuando no se hace mucho en una gestión de gobierno -haciendo referencia al metropolitano específicamente- para estar un poco preparados y enfrentarla, por un lado; y también de la respuesta que obtienen los damnificados por parte de sus gobernantes, en este apremiante momento, por el otro.
Que se puede estar preparados (al menos un poco más de lo que se estaba esta vez) y disponibles para hacerse presentes en el lugar o los lugares donde azota el temporal, eso es algo que ni debería ser tema de discusión o debate, pero resulta que la ausencia evidente y la lejanía física y emocional que se vio por esas horas de parte de muchos de los principales políticos que deberían haber estado al pie del cañón desde la primera gota de lluvia que cayó, dejó nuevamente mucho que desear para los protagonistas de esta catástrofe climática y para todo el pueblo argentino que, conmovido y abatido por lo sucedido e indignado y molesto por la respuesta que dio el gobierno metropolitano de la CABA (que aún queriendo justificarse no reconoce no haber estado a la altura de las circunstancias), nos sentimos burlados y ofendidos otra vez con el accionar y la actitud de su máxima autoridad, en este caso, el jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el ingeniero Mauricio Macri.
Por parte del gobierno nacional, nuestra presidenta, la Dra. Cristina Fernández de Kirchner, se aproximó hasta alguno de los lugares que peor suerte corrieron para involucrarse, sin mayor seguridad que la de estar acompañada por un número de personas que los visitaron también junto a ella, y a pesar de desoír consejos de quienes la custodian y velan por su seguridad; demostrando con este gesto de estar ahí, con el pueblo, que hay momentos en los que no es tiempo de foto, discurso o campaña sino de hechos concretos, así sea el simple gesto de estar escuchando y mirando a la cara a quien tiene la necesidad de sentirse escuchado y tenido en cuenta ante la pérdida parcial y principalmente total de todas sus pertenencias y posesiones materiales.
Hay que contemplar en apartado especial a las víctimas fatales que sumaron más de 50 hasta el momento y que así hubiera sido sólo una, ya estaría indicando que algo no está debidamente contemplado en las obras y cuidados puestos a disposición de la población a través de ellas que "se dice que se hacen" y que tanta inversión y presupuesto requieren -en teoría- para llevarlas a cabo, sabiéndose luego que muchas de esas partidas de dinero aceptadas para tales empresas (obras) comienzan siendo derivadas para otras de menos importancia y urgencia, quedando obsoleta la implementación de las que en realidad se necesitaba dar comienzo.
Son días aciagos para una parte considerable de la población y para el resto de los argentinos que sentimos la desesperación que se transmite en cada imagen, pedido de ayuda y lamento de las víctimas.
Es perentorio que quien posee las facultades para dar respuesta concreta a este desesperado presente que les deja el temporal a muchos argentinos las dé en forma urgente, dejando atrás discursos y reclamos políticos ya que definitivamente éste no es momento de hacerlos.
Estas son horas de hechos, no de palabras.

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