domingo, 14 de abril de 2013

Turistas en la ciudad.

Teniendo en cuenta que quien pernocta una noche o más en otro lugar diferente al de su residencia habitual (ciudad, provincia, país) puede ser considerado turista y viéndose cada día a decenas de ellos caminando solos o en grupos por las diferentes ciudades de todo el mundo, cómo iba yo a dejar de encontrármelos y de fotografiarlos entonces, haciendo una breve alusión a ellos.
Pues bien, es así que estando en la Plaza Cataluña, de la CABA, Buenos Aires, Argentina; lugar que suelo frecuentar debido a que traigo a mi perro de paseo hasta aquí, es muy común que vea grupos de turistas que vienen con su respectiva guía turística (dos personas que de tanto ver ya conozco y que se alternan con los grupos cada día entre ellas) y que se percibe que dicha visita -a esta plaza- es parte de algún city tour peatonal, recorrido turístico, o algo así.
Es bueno que haya mucho afluente de turistas en todo momento del año y en todo país ya que el ingreso de dinero que se refleja finalmente en los gastos realizados por su visita es buen síntoma económico para la Argentina y porque si cada día llegan cientos de visitantes es porque queda claro que este país, en su ciudad cabecera y el resto de atractivos desperdigados por todo el territorio nacional, es un buen motivo para organizar una visita a estas tierras. Y como sabemos, esto se pasa de boca en boca y crece rápidamente siendo de esta manera una de las mejores formas de promoción e invitación del país.
Siempre que cuide, valore y proteja todo aquello que visita y conoce, bienvenido el turismo receptivo; y cuando veamos que no es así y que quienes estén de paseo por nuestro suelo en plan de turismo no respeten el lugar que están visitando (no suele pasar, pero siempre puede suceder) hagámoslo saber amablemente y con un sonrisa, para optimizar la estadía circunstancial de quien es turista y la permanente de quienes vivimos aquí.

(ANÉCDOTA PERSONAL FINAL: Estando de viaje en Europa, puntualmente en Praga, en República Checa; en un momento, rompí en pedazos y tiré un papel en el piso y un señor del lugar me indicó que estaba mal lo que yo estaba haciendo y que debía evitar volver a repetir tan feo accionar. Me lo indicó muy descortesmente y a los gritos, algo así como de forma muy ordinaria. Pero ese no es el punto. El hecho es que ante esto, avergonzado, quise levantar los restos del papel que estaban en la vereda y este hombre me indicó que no, que eso sería levantado por gente que trabajaba en la calle para eso (empleados del municipio local) y que por tal motivo yo no debía hacer esa tarea de levantar lo arrojado sino precisamente no llevarla a cabo en primera instancia nunca más.
Amén del mal momento por el destrato recibido de parte de esta persona -producto de mi mala costumbre de tirar todo al piso en ese momento- recibí un ejemplo de educación que si bien fue hace más de 10 años me marcó para siempre. Si bien me gritó (sería su forma de hablar, a lo mejor, quien sabe...) no me humilló haciéndome recoger lo que había tirado, sino que me indicó que eso lo harían después, otros; dándome a entender que el no volver a hacerlo no era por el él sino por el bien de la ciudad y de todos los que por allí andábamos, es decir, todos.
Nunca lo olvidé. Por eso recomiendo indicar amablemente ya que el maltrato nunca es justificable ni aceptable, acerca del cuidado de la ciudad para que sea un lugar agradable y acogedor para todos, visitantes y residentes.)

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