jueves, 11 de abril de 2013

Corte de pelo.

Partiendo de la idea de que a Sansón el corte de melena le provocó la pérdida -literal- de toda su fuerza, imaginemos de aquí en más todo lo que puede significar, según quien aborde la idea, un corte de pelo.
Es un tema muy complicado. Convengamos que cualquier corte, ya sea de un cabello corto o  largo, acarrea consigo toda una situación de estrés, además de la expectativa y natural alegría que confluyen en los momentos previos al mismo corte.
Posteriores desencantos o alegrías van a aparecer seguramente luego de finalizada tan trascendental labor y por este motivo es todo un tema y da mucha tela para cortar, definitivamente.
Es conveniente que dicha decisión se tome un día en el que quien vaya a llevar adelante una empresa de esta relevancia esté sereno y con la noción bien concreta de saber a donde apunta con su intención de someterse a un corte de pelo.
Es importante también encontrar un buen lugar donde confiar la cabeza para no pasar por terribles disgustos luego, una vez finalizado el corte y cuando ya nada puede hacerse más que lamentarse y arrepentirse, de haber sido una experiencia negativa hacerlo en tal o cual lugar.
A veces, y en relación directa a lo recién expresado, puede ser buena idea hacer el corte uno mismo, principalmente si quien lo va a hacer sobre sí mismo (valga la redundancia) es una persona arriesgada, que no teme al resultado y que además de esto tiene claro que es lo que quiere hacer y lograr  en su cabeza. Sería importante también que quien lleve adelante el corte en la propia cabellera no le dé tanta trascendencia a la perfección lograda y que sólo apunte a llegar "al puerto" que se pretendía con la finalización del corte.
El pelo, en definitiva volverá a crecer y antes o después podremos solucionar lo mal hecho y encaminar la idea o el estilo deseado.
Y si no crece, porque a veces llega el momento en que el terreno no sigue dando brotes -haciendo una metáfora acerca del débil o nulo crecimiento de cabello- lo mejor será ir acostumbrándose a la idea de que otros fueron los tiempos de pelos y peluquerías y que de ahora en adelante habrá que cuidar los pocos o muchos (pelos) que se tienen y en todo caso recurrir a costosísimos y extensos tratamientos capilares o a la famosa y popular peluca, o a su eterno compañero, el peluquín.

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