martes, 9 de febrero de 2016

Ojos que no ven...


La gente debería tolerarse, o respetarse al menos, toda, una con otra, y sin contaminación política, social, deportiva, o del tipo que sea la barrera que venga a interferir en la mutua aceptación.
Es imposible, lo sé, pero el deseo y la imaginación, así como el pensamiento, son gratuitos y por tal motivo siempre lo imaginaré, lo desearé y lo pensaré de esta manera.
Abordando un pensamiento más profundo en la cuestión de las relaciones humanas "que no tienen lugar" es fácil reconocer el momento, o el "a partir de" desde el cual comienza a afectarse todo tipo de trato, y es cuando se abandona la idea de disfrutar el estar con alguien para dejar primar, por sobre toda idea o gusto, eso que nos separa y nos vuelve irascibles contra todos.
¿La clave? Imagínense que yo no la voy a tener, obviamente, pero sí mi modo de tratar de hacer frente a este bache que viene a interferir el camino llano y sin obstáculos de las relaciones humanas.
Me parece que lo más oportuno es "no averiguar demasiado nada" en aquellos a quienes conocemos de manera esporádica, para de esta manera evitar llegar a descubrimientos que, sabemos, van a venir a lacerar el vínculo que deseamos establecer, ya sea éste intencionalmente esporádico o duradero.
Es difícil, lo sé, pero ante las alternativas posibles a tener en cuenta me parece que se podría considerar al momento de comenzar a tratar con alguien, total después, bueno, el futuro irá delineando el resto.
Y no digo hacer esto mismo con quienes ya conocemos desde hace mucho tiempo porque ahí sí generalmente sabemos todo, o casi todo del otro (al igual que el otro de nosotros); aunque también podríamos hacer el esfuerzo, siempre y cuando la otra parte no intente recordarnos o machacarnos con eso que sabe que nos distancia, de olvidar a conciencia, amén de que sea fácil o imposible hacerlo también, la parte más personal o en todo caso enquistada en el pensamiento del otro, esa que por supuesto nos embroma, nos irrita.
Resumiendo: si realmente nos interesa estar con alguien, por un momento o por mucho tiempo, limitarnos entonces a pasarlo bien, porque ya se sabe: ojos que no ven, corazón que no siente.

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