Las vacaciones de verano fueron, son y serán siempre el momento de esparcimiento favorito de todas las personas. Es durante este tiempo donde la gente logra alejarse de todo lo que implica su vida diaria y llevar un ritmo absolutamente diferente al cotidiano. Todo esto, claro, siempre que uno pueda alejarse de su lugar de residencia habitual y pasar una suma considerable de días en un lugar completamente ajeno a todo lo que tenga que ver con sus movimientos laborales y de cualquier otro tipo de obligaciones diarias.
El periodo estival siempre invita a relajarse y a hacer cosas que uno no suele hacer durante el año, ya sea por falta de tiempo, por acotada iniciativa, o simplemente porque nunca se nos cruzaría por la cabeza algo así.
Pero durante el tiempo de las vacaciones todo es posible, y hasta las ganas aparecen e invitan a sumarse a ideas que en otro tiempo jamás serían consideradas para llevarse a cabo.
También, además de la relajación propia de estos tiempos de descanso, aparece la actividad excesiva en todo tipo de actividades que tampoco se realizan durante el año; por todo esto es un tiempo tan variado y sorprendente en el que generalmente nunca se tiene una agenda fijada ni mucho menos todo estipulado ─a modo de tener que estar cumpliendo diferentes horarios de una forma casi obligatoria─ que podríamos decir que es el tiempo ideal con respecto a todo el resto de los demás tiempos. (Todo esto, claro, cuando se va de vacaciones de verano a la playa, en tren de disfrutar, y no cuando se realiza un típico viaje ─quizás a otro país lejano─ en donde sí hay que cumplir con horarios y actividades estipuladas que han sido contratadas para realizar diferentes tipos de excursiones, por ejemplo.)
Y todo puede pasar durante las vacaciones, pero lo más importante es que se disfrute, se descanse, se despeje la mente, se liberen las tensiones, se carguen las pilas para continuar con el resto del año y se llene el alma, el corazón y la mente de buenos momentos, también para usarlos como motor en tiempos que nada tengan que ver con este tan precioso.
Felices, entonces, de todos los que pueden vacacionar en diferentes lugares y pasar una suma de días del verano que siempre resultan tan inolvidables y atractivos vistos desde el recuerdo.
Yo soy uno de esos "felices" que cada enero, a comienzo del nuevo año, pasa sus días junto al mar disfrutando y agradeciendo constantemente la dicha de poder hacerlo, teniendo bien presente el privilegio que representa vivir ese tiempo de playa y sol y nunca acostumbrarse a ello como si fuese algo que debería darse siempre en todos porque de hecho no es así y siempre está bueno ser agradecidos por las cosas que tenemos y disfrutamos como quizás otros no tengan la dicha de poder hacerlo.
El periodo estival siempre invita a relajarse y a hacer cosas que uno no suele hacer durante el año, ya sea por falta de tiempo, por acotada iniciativa, o simplemente porque nunca se nos cruzaría por la cabeza algo así.
Pero durante el tiempo de las vacaciones todo es posible, y hasta las ganas aparecen e invitan a sumarse a ideas que en otro tiempo jamás serían consideradas para llevarse a cabo.
También, además de la relajación propia de estos tiempos de descanso, aparece la actividad excesiva en todo tipo de actividades que tampoco se realizan durante el año; por todo esto es un tiempo tan variado y sorprendente en el que generalmente nunca se tiene una agenda fijada ni mucho menos todo estipulado ─a modo de tener que estar cumpliendo diferentes horarios de una forma casi obligatoria─ que podríamos decir que es el tiempo ideal con respecto a todo el resto de los demás tiempos. (Todo esto, claro, cuando se va de vacaciones de verano a la playa, en tren de disfrutar, y no cuando se realiza un típico viaje ─quizás a otro país lejano─ en donde sí hay que cumplir con horarios y actividades estipuladas que han sido contratadas para realizar diferentes tipos de excursiones, por ejemplo.)
Y todo puede pasar durante las vacaciones, pero lo más importante es que se disfrute, se descanse, se despeje la mente, se liberen las tensiones, se carguen las pilas para continuar con el resto del año y se llene el alma, el corazón y la mente de buenos momentos, también para usarlos como motor en tiempos que nada tengan que ver con este tan precioso.
Felices, entonces, de todos los que pueden vacacionar en diferentes lugares y pasar una suma de días del verano que siempre resultan tan inolvidables y atractivos vistos desde el recuerdo.
Yo soy uno de esos "felices" que cada enero, a comienzo del nuevo año, pasa sus días junto al mar disfrutando y agradeciendo constantemente la dicha de poder hacerlo, teniendo bien presente el privilegio que representa vivir ese tiempo de playa y sol y nunca acostumbrarse a ello como si fuese algo que debería darse siempre en todos porque de hecho no es así y siempre está bueno ser agradecidos por las cosas que tenemos y disfrutamos como quizás otros no tengan la dicha de poder hacerlo.
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